"No está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho".



“Soy manso y humilde de corazón”. 
(Mt 11, 25-30).

Hoy es la Fiesta de Santa Teresa de Jesús:
Mujer, visionaria, rompedora, mística.
Empoderada, apasionada, creativa, valiente.
Monja, escritora, fundadora, viajera.

"No está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho".
"Andar en humildad es andar en la Verdad". 
(Santa Teresa).

No hay mejor Maestro de humildad que Jesús.
Él es la Verdad.
Contemplarlo en el pesebre o en la Cruz nos abre el corazón.
Gracias, Señor.
Enséñanos a ser humildes.






Sólo se puede aprender del Maestro, pasando tiempo con Él.
"Déjame, Señor, mirarte bien por dentro, entrar en tu corazón y dejarme seducir, y que aumenten mis deseos de querer ser como Tú, conocerte internamente, amarte y seguirte más..."

El Dios de Teresa, el Dios vivo que lo penetra todo y empapa todo, sigue estando presente y nos espera en cada recodo de los distintos caminos, en la cruz desnuda, en la campana que llama a la oración, en las risas de los seres humanos, en las veredas del verdadero Camino.
Teresa está viva en sus libros, pero también lo está en todos aquellos que viven su doctrina, sin hacer ruido, entregando su vida a Dios y a los hermanos.

“Esperar entrar al cielo sin entrar primero en nosotros mismos para conocernos mejor y considerar nuestra miseria, para ver lo mucho que le debemos a Dios y la necesidad que tenemos de su misericordia, es una verdadera locura” (Santa Teresa de Ávila).

Dios quiere bendecir a todos, pero sólo los que tienen un corazón de pobre, humilde, como el de Santa Teresa de Jesús.
Sólo puede entrar en la vida de los que han apartado de su horizonte el orgullo, la autosuficiencia, la soberbia...
Como diría San Pablo, la fuerza de Dios se muestra perfecta en nuestra debilidad.
Señor, haznos pobres y sencillos.
Gracias por mostrarnos la grandeza de lo pequeño.

Orar no sólo es hablar con Jesús, orar es estar con Él.
Estar con Él y descansar de las fatigas, de los agobios, del cansancio.
Orar es presentar a Dios nuestra vida y, en silencio, dejar que Él sea alivio y consuelo.
A veces tenemos la impresión de que ser cristiano es una carga pesada, difícilmente aguantable.
Sin embargo, Jesús hoy nos dice lo contrario:

“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso.Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.”

Cansados, agobiados, sedientos del camino, engañados por la vida llena de incoherencia, de vacío y superficialidad... un yugo demasiado pesado para la fragilidad de nuestro cuerpo débil, inseguro, cansado y humillado... de ahí tu propuesta: “venid a mi los que estáis cansados y agobiados....” voy a Ti, Señor, porque estoy cansado y agobiado... así descansaré en Ti y aprenderé a ser manso y humilde de corazón, porque este yugo tuyo si es manso y humilde de corazón... 
¡Cuánto tengo que aprender!
Enséñame, Señor, te quiero. 

VENID A MÍ
Los cansados y agobiados, venid a mi.
Los tristes y apesadumbrados, venid a mí.
Los humillados y desesperanzados, venid a mí.
Los cobardes y encarcelados, venid a mí.

Las preocupaciones te quitan la calma necesaria para afrontar el día; en cambio, confiar y dejar que Jesús se haga cargo de tu día te dispone a realizar todo lo que se te venga encima.

Vayamos hasta Jesús y dejemos a sus pies nuestros cansancios y agobios para que Él nos descanse, seamos pequeños.
Aprendamos de la santa de Ávila.

Contemplando el testimonio de vida de la santa de Ávila, pedimos a Dios que nos conceda combinar con acierto oración y acción, vida apostólica y tiempo para descansar en el Señor.

Dios hizo de María un lugar para descansar.

María tu nos diste la 'humanidad del Señor'.
Queremos ponerla en nuestra vida como hizo Santa Teresa para adentrarnos en el Misterio de Dios.

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