Hoy

 


«Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»
 
(Lc 4,14-22a)

Somos convocados para escuchar el hoy de nuestra salvación, el hoy de nuestra libertad, de nuestra alegría y de nuestra luz. Somos llamados al abrazo de Dios en su hoy, y a prolongarlo desde nuestra comunidad cristiana para que muchos experimenten la buena noticia del Evangelio.

Gracias, Señor, por hacer de nuestro hoy un tiempo luminoso, un tiempo de salvación.

El dinamismo del Espíritu de Dios está de actualidad porque incide en el hoy de nuestra historia. La Sagrada. Escritura siempre nos habla en presente pues siempre nos introduce en la historia que nos narra. Un creyente no lee en la Biblia historias del pasado sino su propia historia.


El Espíritu del Señor es el protagonista de la evangelización, la liberación de los oprimidos y la curación de los enfermos. Jesús no se atribuye ningún mérito. Se deja hacer en la voluntad de Dios. Una invitación a vivir en esta clave para ser sembradores de vida

«Me ha enviado a evangelizar a los pobres» Tres cosas: somos enviados porque Él nos ha elegido; a evangelizar para anunciar la buena nueva; a los pobres de espíritu, sin nada en la vida y piden a gritos un testimonio que les dé una razón de vivir y ver que no están solos.

“Para dar libertad a los oprimidos” Me pregunto: ¿la fe me da libertad y me mueve a buscar la libertad de los demás? Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío; tú que en el aprieto me diste anchura, ten piedad de mí y escucha mi oración

«Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.» Es ahora, es aquí, es hoy. Lee a Isaías y anuncia que ese mensaje es lo que Él ha comenzado a vivir. Es la Buena Noticia que Él quiere proponer, un mensaje de liberación, cambio, salvación, cuidado del prójimo. Él afirma en la sinagoga, con los suyos, que es hoy, aquí y ahora cuando comienza la liberación. No dejemos para mañana aceptar su propuesta de liberación.


Cada día ocurre lo mismo, cuando nos disponemos. Si dedicamos la suficiente atención, somos capaces de reconocer cómo se va realizando el Reino. No hay que esperar que llegue, hay que descubrirlo y compartirlo. La palabra se cumple en cada corazón que se deja llevar por el Espíritu Santo y que acoge, se ofrece, escucha, alegra, acompaña y cuida la vida de los demás como el bendito don que cada día nos da Dios.

 

Manos unidas

Que seamos, Señor, manos unidas
en oración y en el don.
Unidas a tus Manos en las del Padre,
unidas a las alas fecundas del Espíritu,
unidas a las manos de los pobres.
Manos del Evangelio,
sembradoras de Vida,
lámparas de Esperanza,
vuelos de Paz.
Unidas a tus Manos solidarias,
partiendo el Pan de todos.
Unidas a tus Manos traspasadas
en las cruces del mundo.
Unidas a tus Manos ya gloriosas de Pascua.
Manos abiertas, sin fronteras,
hasta donde haya manos.
Capaces de estrechar el Mundo entero,
fieles al Tercer Mundo,
siendo fieles al Reino.
Tensas en la pasión por la Justicia,
tiernas en el Amor.
Manos que dan lo que reciben,
en la gratuidad multiplicada,
siempre más manos,
siempre más unidas.


(Pedro Casaldáliga)


 

 

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