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Este lugar es santo



«El celo de tu casa 
me devora» 
(Jn 2,13-22)

Su casa no es un mercado. En el mercado se compran y venden cosas. En su casa, casa de oración, se producen encuentros. Nos encontramos con Dios, con los hermanos, y también con nuestra verdad. No es lugar de intercambio de mercancías sino de diálogo en verdad. . En su casa hay silencio y palabra, generosidad y gratuidad de las cosas, de las propuestas, hay verdad, se da la Verdad, todo son ganancias, nadie pierde ya que su Amor y su presencia es nuestra única y verdadera ganancia.

El templo no es un lugar tanto físico como humano. Es el medio donde Dios se hace presente. Un espacio sagrado que no se debe convertir en mercado. Jesús asemeja a un templo su cuerpo. Cuerpo también que comemos. Cuerpo que formamos los creyentes.


Dios habita no sólo en templos construidos, sino principalmente en el alma hecha a su imagen. "El templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros".
- San Cesáreo de Arlés - ¡Recuerda, quién habita en ti! Y vive dignamente.

Señor, bendice mi corazón para que sea templo vivo de tu Espíritu. Dios mío, que puedas disponer de mí con todo lo que soy, con todo lo que tengo.

Cuando sentimos la Iglesia como algo nuestro nos preocupamos por construirla con la vida, dando un testimonio veraz y sincero que lleve a los demás a descubrir que como comunidad somos reflejo de la presencia del Padre en medio de nuestro mundo.

Señor, yo quiero entrar en tu santuario.
Dame manos limpias, corazón puro, enséñame a amar.
Tu sangre me limpia, tu Palabra me abrasa, tu Espíritu Santo inunda mi ser.

Señor, bendice a nuestro papa Francisco.
Dale la gracia de tu Espíritu Santo.
Protégelo de todo mal.

Y a nosotros, que somos las “piedras vivas” de tu Iglesia,
haznos testimonios de tu Evangelio 
en medio de este mundo que te desconoce y te rechaza.
Amén

 

 

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