Sembrar

 


“Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto”
(Mt 13, 28-33).
 

No entenderla, no tener profundidad, ser inconstante, dejarnos atrapar por los afanes de la vida y por la seducción de lo material son algunas de las razones que hacen estéril la escucha de la Palabra. "Los afanes de la vida y la seducción de las riquezas...". Hay una conciencia colectiva de estar solo centrado en ganar dinero y estar siempre ocupado... Lo verdaderamente importante está en lo que no se vende y en la paz. No dejes que nada te la quite. Dar fruto implica vencer cada una de estas dificultades.

La siembra abundante de la Palabra de Dios espera la tierra buena que la reciba y la haga germinar hasta alcanzar una cosecha espléndida que produzca el ciento o el sesenta o el treinta por uno. Todo lo demás será una mala cosecha que malogra la siembra y frustra las expectativas.


Dos propuestas muy sencillas que preparan la tierra y facilitan dar fruto: escuchar la Palabra y entenderla. Escuchar significa detenerse y descubrir qué dice. Entenderla es profundizar en ella, no conformarnos con lo de siempre, acercarnos de otra manera a ella. Acercarla a nuestra vida es hacer un esfuerzo por entenderla.

 Ya nuestras vidas están dando fruto. Nuestro paso por la vida de los demás en muchos casos se convierte en bendición. Te invito a que pienses cuantas cosas no habrían pasado si tú no estuvieras. Diálogos, iniciativas, momentos, viajes, acciones. No somos nadie imprescindible pero es cierto que nuestra vida ya produce frutos del Reino. Escuchemos el gracias que Jesús nos dirige personalmente.

Muchas veces nos puede más el «tener» o el «parecer» que el «ser». Hacemos muchas cosas y nos desvivimos por los demás. En medio de esta actividad olvidamos lo fundamental: dar vida. Cuando hay amor, preparamos la tierra de nuestro corazón. El esfuerzo que ponemos es importante. Dios envía la lluvia y tarde o temprano la tierra da fruto.

Dios quiere sembrar la semilla de la vida en el jardín de tu corazón. ¡Prepárale tu tierra!

SEMBRAR

Sembrar.

Aunque caiga fuera del camino.

Sembrar.

Aunque caiga entre piedras.

Sembrar.

Aunque caiga entre zarzas.

Sembrar.

Aunque sólo parte caiga en terreno fértil.

Sembrar.

Ésta es nuestra misión.

Escuchad la Palabra.

Anunciad la Palabra.

Hacedlo con el testimonio de amor de vuestra vida.

Daréis frutos de paz y de justicia.

Se marchará la tristeza y se alegrarán vuestros corazones.

Os inundará el gozo.

Siembra en mi interior, Señor, la semilla de tu Gracia.

Riégala con el agua de tu Amor.

Abre mi corazón para ofrecerla a los hermanos.


 

 


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