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Tiempo de dar frutos

 


«
𝑬𝒔𝒕𝒆 𝒆𝒔 𝒆𝒍 𝒉𝒆𝒓𝒆𝒅𝒆𝒓𝒐: 𝒗𝒆𝒏𝒊𝒅, 𝒍𝒐
𝒎𝒂𝒕𝒂𝒎𝒐𝒔» (Mt 21, 33-43.45-46)

«Escuchad otra parábola» No es la mejor frase del Evangelio de hoy, pero sí una invitación a leerlo entero y comprender que cuando Él nos habla en parábolas nos explica cómo debe ser nuestra vida de cristianos con la tarea de construir el Reino y mostrar a los demás sus frutos.

Se creían los propietarios de todo: de la herencia, de la tierra, de las personas, de la verdad, del destino... Solo Él es el 'dueño y Señor' de la tierra, del corazón del hombre, de la vida... No aprendemos, seguimos en lo mismo. Incluso algunos se creen dueños de Él.

No somos agradecidos, ni vivimos con la humildad suficiente, ni nos sentimos en manos de Dios, acompañados y queridos por Él. Somos hijos suyos y hermanos entre nosotros. Nos creemos propietarios pero sólo Él es dueño de 'la viña' y de 'los que la habitamos'. Solamente a Él debemos escuchar, seguir y obedecer... y su palabra es cuidar, a la viña y al hermano. Su propuesta es amar, al hermano y a la viña.
Uno de los signos que confirman el auténtico seguimiento de Jesús es la adversidad. Pero, también la paz, como presencia de su Espíritu que ratifica y fortalece.

La Iglesia molesta a muchos porque tiene una radical propuesta de vida. ¿Y tú, la aceptas o la ignoras?

"Tendrán respeto a mi hijo". Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: "Este es el heredero": lo matamos y nos quedamos con su herencia". El corazón del hombre es lo más difícil de entender. Capaces de matar para robar. Es lo que le hicieron a Jesús, lo mataron injustamente para que no siguiera anunciando a un Dios que en vez de atemorizar lo que hace es amar. Jesús reventaba la religión de los judíos por eso lo crucificaron. Para seguir perpetuando sus privilegios y su comodidad.

"Venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia" Pues sí, también lo matamos tú y yo en el Gólgota Y Él, en vez de clamar venganza, se entrega como Víctima a su Padre para limpiarnos de nuestras culpas Y así poder obtenernos el perdón ¡Qué bueno eres Dios mío!

“Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito; todo el que cree en él tiene vida eterna”.

También hoy el Señor nos envía mensajeros, personas y acontecimientos, para mostrarnos su amor e invitarnos a la conversión. Pidamos que su Espíritu nos ilumine y nos ayude a reconocer su presencia. 

Es tiempo de producir frutos, de soñar la cosecha abundante que Dios espera de nosotros. Si negamos los frutos malogramos las mejores expectativas. Estamos a tiempo: habrá que podar, que regar y abonar, habrá que limpiar el terrero... Pero nunca renunciar a los frutos esperados

 
Padre mío, me abandono a ti.
Haz de mí lo que quieras.
Lo que hagas de mí te lo agradezco.
Estoy dispuesto a todo.
Lo acepto todo.
Si así se cumple tu voluntad en mí y en todas tus criaturas.
No deseo nada más Padre mío.
Pongo mi vida en tus manos, 
te la entrego con todo el amor de mi corazón, porque te amo.
Y porque para mí amarte es darme, 
ponerme en tus manos, sin medida, 
con infinita confianza, porque tú eres mi Padre.

 



Comentarios

  1. Yo lo Creo Firmente k lo mataron y Resucito y es Mi Jesús de Nazaret

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