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Renovación de nuestra mente

 


"Muchos primeros serán últimos, 
y muchos últimos primeros". 
(Mc 10, 28-3)

Pedro, después del encuentro con el joven rico, le dice a Jesús que ellos sí han dejado todo. Han puesto el seguimiento como lo más importante. La recompensa la empezarán a recibir ya en este tiempo. Con persecuciones, pero en el horizonte, la vida eterna.

Nuestra fe no es un carnet de puntos. Es un compromiso con lo que no tiene ni beneficio ni recompensa. Quien pone los ojos en el primer puesto ya ha perdido de vista el objetivo principal...

Los criterios humanos muchas veces son contrarios a los criterios de Dios. Lo que para nosotros es la felicidad, el éxito, el triunfo para el Evangelio es justo lo contrario. El que quiera ser grande se haga servidor de todos. Las bienaventuranzas son para los pobres, los que lloran, los compasivos, los que tienen hambre y sed. Acercarse a Jesús pide una renovación de nuestra mente.

 

Jesús, Señor de mi vida, Tú siempre me dices que buscar el Reino del Padre exige una entrega total del corazón y una plena confianza en su voluntad y en las promesas que nos dejaste

Tus Apóstoles lo dejaron todo para seguirte, casa, familia, bienes, trabajo; esto hace que me cuestione: ¿qué he dejado yo? Pienso que es poco lo que hago por Ti, lo que he dejado por seguir y vivir tu Palabra.

No puedo servirte como me lo pides si sigo aferrado a lo material, a lo poco que tengo. No quiero vivir egoístamente mi vida poniendo mi esperanza en las riquezas, en lo que voy a obtener para mi propio beneficio.

Seguirte fielmente no implica que no tendré problemas o dificultades en mi caminar, más bien, deberé prepararme para las persecuciones, pero sé que puedo encontrar en Ti la fuerza y el ánimo necesario para salir adelante.

¡Tú eres el dueño de todo! ¡Tú has vencido al mundo! Te pido que abras mis sentidos y envíes sobre mí tu Espíritu Santo para saber discernir lo que es correcto para mi vida

Ayúdame, oh Dios de amor, a no apegarme a los bienes de este mundo, para así, sólo centrar mi atención en Ti, estar unido a Ti, servirte, adorarte y amarte, todo lo demás me vendrá por añadidura.

Cuento ahora con tu bendición que me protege y me guía por ese camino angosto pero lleno de vida.

Tu amor, tu abrazo y tu amistad son ingredientes poderosos que me impulsarán a mantenerme firme en la búsqueda de la eternidad. Amén


 


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