En tu viña

 



 
“En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas 
van por delante de vosotros en el reino de Dios” 
(Mt 21, 28-32).

 

 ¿Desde qué criterios valoro a las personas? ¿Miro a la gente con los ojos de Dios?

La Palabra de Dios penetra hasta lo más hondo de la persona y la emplaza a decidirse ante su oferta. Dios te conoce y sabe de qué barro estás hecho. 

 Nosotros conocemos al Señor de la viña, sabemos cual es nuestra misión, hemos adquirido un compromiso firme con Él... que nuestro sí sea un sí en la acción y en la transformación de la viña. Nuestro sí es un doble sí, de decir y de hacer

 Jesús no establece categorías: buenos o malos, cumplidores o

pecadores. Lo importante para él es hacer la voluntad de Dios. Y el ejemplo no son sacerdotes o religiosos. El modelo son prostitutas y los publicanos. Quizás es momento de condenar menos y acoger mejor.

“A la tarde te examinarán en el amor” (San Juan de la Cruz).
Aprende a amar y buscar lo esencial en tu vida y despójate de lo innecesario y accesorio.
Vivir es andar en el amor.


 

Jesús, llámame y mándame ir a ti. Quiero trabajar en tu reino, contigo. Con todo lo que soy, y con todo lo que tengo, voy a ti.

 Señor, yo quiero acogerte en este adviento, en esa navidad, quiero abrirte las puertas de mi corazón de par en par.

Sabes que mi mayor deseo es trabajar en tu viña, para que la esperanza y el amor de la Navidad lleguen a todos.

Señor, quiero acogerte, pero pocas veces encuentro tiempo, deseo trabajar en tu viña, pero me dedico a otras cosas.

Ayúdame, Señor, a no dejarme llevar por el orgullo, la pereza, el miedo, la prisa, el qué dirán, los compromisos que me fabrico para sentirme importante...

Líbrame de todo lo que me aleja de lo que más quiero y deseo: vivir contigo, acoger tu amor, trabajar a tu lado, en favor de los más débiles, para construir juntos tu Reino.

Señor, que no sea de los primeros en querer y desear y de los últimos en ponerme manos a la obra. Amén.

 

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