Dejar a Dios ser Dios

 


"¿No es el hijo del carpintero?" (Mt 13,54-58)

 Pasan los siglos. Seguimos envueltos en prejuicios, etiquetas o juicios malvados. No desarrollamos los dones y carismas que Dios ha puesto en cada uno de nosotros para bien de todos. Y tanto bueno se pierde. Somos más de lo que se ve a simple vista. Somos una obra de Dios. Por su falta de fe no hizo milagros.

La falta de fe hace que Dios no pueda actuar, no pueda hacer milagros en la vida, en las relaciones, en cada situación. No dejamos a Dios ser Dios cuando queremos controlar todo; cuando cimentamos todo en nuestros conocimientos; cuando lo negamos o relativizamos.

Enséñanos a reconocer tu voz en las personas más cercanas. Que sepamos acoger la verdad, venga de donde venga

“Danos un Espíritu fuerte para ser fieles, para ser testigos del Evangelio en nuestros ambientes, aunque no se entienda, aunque nos critiquen. Gracias por las personas que son capaces de dar la vida en la misión de anunciar tu Reino y luchar contra el mal”


 

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