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Sembrar

 


«Salió el sembrador a sembrar»...
(Mc 4,1-20) 

Lo nuestro es sembrar.
Dios es quien hace crecer.
No juzgues el día por lo que recojas, sino por lo que siembres.
Sembrar y sembrarnos.

«El sembrador siembra la Palabra»
No seas camino; no seas piedra; no seas espino.
Que seas la tierra, la buena tierra.



Lo importante es un sembrador que sale a sembrar semilla.
Lo necesario es una tierra fecunda donde la semilla de cosecha.
Lo decisivo es la preparación de la tierra.
Todo es cuestión de gracia y de trabajo.
De dejarse hacer, y de hacer sin dejarse.

Solo el Espíritu puede liberarnos.
Solo la gracia nos hace vivir de otra manera.
Nada bueno hay en el hombre sin su impulso.
El corazón está sembrado de trigo y cizaña.
Solo quien se olvida de sí, quien pierde su vida y se abandona en sus manos se transforma en cosecha plena.

Abramos el corazón a la semilla que cae de sus manos con nombres que gritan pidiendo compañía o miran como llamada profunda o ese Evangelio que nos deja una huella para siempre.
Preparemos la tierra, 'salió el sembrador a sembrar'  


Quiero creer

No creo
en el derecho del más fuerte
en el lenguaje de las armas
en el poder de los potentados.

Quiero creer
en el derecho del hombre,
en la mano abierta
en el poder de los no violentos.

No creo
en la raza o la riqueza,
en los privilegios
o en el orden establecido.

Quiero creer
que todos los hombres son hombres,
que el orden de la fuerza
y de la injusticia es un desorden.

No creo
que pueda quedar indiferente
a lo que pasa lejos de aquí.

Quiero creer
que el mundo entero es mi casa
y el campo donde siembro,
y que todos cosechan
lo que todos han sembrado.

No creo
que pueda combatir
la opresión de los demás,
si tolero la injusticia aquí.

Quiero creer
que hay un solo derecho,
tanto aquí como allá
y que yo no soy libre
mientras haya un solo hombre esclavo.

No creo
que la guerra y el hambre
sean inevitables
y la paz inalcanzable.

Quiero creer
en la acción sencilla,
en el amor de las manos limpias,
en la paz sobre la tierra.

No creo
que todo el sufrimiento sea en vano
no creo que el sueño del hombre quede sueño
que la muerte será el fin.

Quiero creer, al contrario,
siempre y a pesar de todo
en el hombre nuevo,
un cielo nuevo,
una tierra nueva
donde habitará la justicia.

 Dorotea Sölle




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