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¿Quién es Jesús?




«El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; 
porque yo hago siempre lo que le agrada» 
(Jn 8, 21-30)


Dios también está siempre a nuestro lado, aunque a veces cueste verlo. En esos momentos toca perseverar en la Fe

En este camino, la cruz es el punto de referencia.
Es un faro en nuestro peregrinar.
El que quiera venir en pos de mí, tome su cruz cada día y sígame.
Ciertamente debemos estar atentos a seguir el camino verdadero.

Cristo nos desvela el secreto de su éxito.
Es sencillo: basta con cumplir la voluntad de Dios.
Eso es todo

'Señor, escucha mi oración,
que mi grito llegue hasta ti;
no me escondas tu rostro
el día de la desgracia.
Inclina tu oído hacia mí;
cuando te invoco
El Señor desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte' (Sal 101)

«¿Quién eres tú?». No es fácil decir quién es Jesús. No podemos atraparlo en nuestros conceptos. Reducirlo a nuestros esquemas. Encasillarlo en nuestros comportamientos. Sólo podemos decir de él, contemplándolo en un madero por nosotros, amando hasta el extremo

Jesús está firme pese a los que quieren matarle, es enviado para que este mundo cambie desde abajo, a quien mirar cuando se sufre porque fue hombre como nosotros, nos quiere y es salvación para todos.

¿Todavía me escandalizo de la Cruz? ¿Por qué no reconozco en ella el amor del Padre, que no me juzga, que perdona mis pecados y cura mis heridas, que me entrega el Espíritu y me salva de la muerte?

La amistad con Jesús despierta el amor dormido. Amor que transforma la vida y le da pleno sentido. Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por los demás. Señor, concédenos la gracia de que esta Cuaresma sea definitiva en nuestro proceso de conversión y entrega a Ti.

En todo igual a nosotros
para comprendernos desde dentro.
En todo igual al Padre para sanarnos desde la raíz.
En todo igual a nosotros
para que entendiéramos la ternura de Dios.
En todo igual al Padre para reconocer
que nos ama como nadie.
En todo igual a nosotros
para que no nos avergoncemos de nuestra debilidad.
En todo igual al Padre para revestirnos de fortaleza.
En todo igual a nosotros
para poder amar al Padre.

En todo igual al Padre para poder amarnos sin medida.

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