¡Dad vida!





"Jesús dijo a sus discípulos: No piensen 
que vine para abolir la Ley o los Profetas: 
yo no he venido a abolir, 
sino a dar cumplimiento." 
(Mt 5, 17-37)

Desde el Monte de las Bienaventuranzas, Jesús ha enunciado seis "pero yo os digo", que marcan el pasaje del Antiguo al Nuevo Testamento. Continuidad y ruptura al mismo tiempo. Paso del legalismo a la ley del amor, del sentido común a la locura divina de la cruz.
Muchas veces creemos que ser cristiano es únicamente cumplir una lista de normas. Nos equivocamos. Sólo podremos entenderlo y vivirlo desde Cristo, desde su amor, desde su entrega.
Cumplir la ley va más allá de un decir. Quienes verdaderamente cumplen algo son quienes lo viven, y su enseñanza será su propio testimonio.

El que da plenitud a la ley es aquel que ama sin medida, que sirve sin reservas, que se entrega con generosidad, que respeta escrupulosamente la dignidad del otro. Dios da plenitud a la norma, Él es quien nos ama con locura.
Más allá de cumplir la Ley, Jesús quiere que se haga desde el AMOR, que es su ley. Por encima de todo, nuestra vida cristiana debe partir de hacer siempre el bien, luchar por la justicia y predicar la esperanza en este mundo que sufre. ¿Estamos dispuestos a ello?
Pidamos que el Espíritu Santo inunde nuestro corazón y nos haga experimentar el amor con el que el Padre nos ama en Jesucristo, la Vida eterna dentro de nosotros. Solo así, será posible que su Palabra se haga realidad en nuestras vidas.


Que nuestra única norma sea el amor.
Jesús, tú nos llamas a seguirte.
Nos regalas los mandamientos para que no nos extraviemos en el camino de la felicidad.
Hoy nos recuerdas que estos diez mandamientos se sintetizan en el amor, pues lo importante es amar.
Qué fría sería una amistad si solo se reduce a una llamada el día del cumple o una felicitación navideña.
Jesús, que no nos quedemos en cumplir las normas, en lo que podemos o no hacer, sino que busquemos amar a Dios con todo el corazón, hablar con él, hacernos sus amigos, confiar en él como el mejor de los padres.
Jesús, que no nos baste con no matar o no robar sino que respetemos a todos, que seamos cercanos, compartiendo lo nuestro y cuidando de los demás.
Que la frescura del Evangelio y de tu Espíritu nos ayuden a vivir con los “muelles” que nos lancen a amar a Dios y a los hermanos y hermanas de corazón.
Señor, que nuestra única norma sea el amor.

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