Hacer el bien




« ¿Qué está permitido en sábado?, 
¿hacer lo bueno o lo malo?, 
¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir? » 
(Marcos 3,1-6)

“Estaban al acecho...” ¿Cómo estamos ante el Señor? ¿Cómo un siervo ante su amo, como un hijo ante su Padre? ¿Quejándome? ¿Distraídos, de espaldas? ¿Atentos para agradarle en todo cómo un buen hijo ante su Padre? ¿Cómo un salvado ante su Salvador?... Él siempre nos tiene ante sus ojos, ante su mirada... ¿le tenemos nosotros a Él? Nos reserva el mejor lugar: si mismo Corazón: ¿nos adentramos en Él?

Jesús siempre antepuso el bien del hombre al cumplimiento de la ley.


Si el amor reina en el corazón, sobran las normas. Amor que crece y crece llenando todo el ser. Misericordia que ocupa todo el espacio y no deja lugar para el odio, la condena, o la venganza. Convertir el corazón, vaciarlo de todo lo que estorba al amor, es tarea de toda la vida.

Poner en el centro de la mirada, de la vida y la misión a los que sufren, a los que la vida les cierra puertas, les pone muros, les abre heridas. Levantar la dignidad de quienes están marginados, excluidos, vencidos por el peso de mil pesares. Aliviar dolores, repartir esperanza.



Jesús sigue molestando hoy, no gusta, cuestiona 'lo establecido' por el hombre sin contar con Él. Sigue molestando cuando leemos el evangelio y sigue poniendo en el centro a los que sufren y nos cuesta aceptarlo...

El brazo paralizado es una imagen de nuestras obras muertas o estériles, de nuestra incapacidad de amar y de servir. Acudamos con confianza a Él, que extendió los suyos para salvarnos, y dejemos que su gracia nos devuelva la vida y la alegría.


Pidamos a Nuestro Señor Jesucristo que sane las parálisis que tenemos en nuestras almas y que a veces nos impiden ver al otro como si no nos importara lo más mínimo y reestablezca la sensibilidad en nuestro corazón hacia nuestro hermano.

Señor, ¡que nunca me canse de hacer el bien! Hazme comprender que mi misión se resume en vivir tu amor mediante la práctica auténtica y generosa de la caridad, que mi tarea no es otra que la de dar a conocer tu amor. Dame la fuerza para empeñarme en esta tarea sin distraerme.

Hoy, San Vicente mártir. Cuentan que, a pesar de las crueles torturas a las que fue sometido, por la noche, en la cárcel, cantaba salmos glorificando a Dios.
En los momentos de angustia, canta los salmos. No hay mejor bálsamo

Te seguimos, Señor Jesús;
pero para que te sigamos, llámanos,
porque sin ti nadie avanza:
que solo tú eres el Camino, la Verdad y la Vida.
Recíbenos como un camino acogedor recibe;
aliéntanos como la verdad alienta;
vivifícanos, puesto que tú eres la vida.


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