Estar a los pies del Señor




"Marta, Marta, andas inquieta 
y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria" 
(Lc 10,38-42)

¿Qué es esta cosa realmente importante, esa "parte mejor" que nunca se le quitará a quienes la eligen?
¡Es la que eligió María!
¡Eligió escuchar a Jesús!
¡Escogió a Jesús!
Con Jesús eligió todo: su Reino, su voluntad, lo que realmente vale la pena, lo que permanece para siempre.

Si dentro nuestro pelean la María que no ayuda y la Marta que reprocha, estamos apañados. Pero si bailan juntas la María que contempla y la Marta que sirve, entonces, qué fiesta.



Hemos de unir las dos dimensiones en nuestra vida, pero insistiendo en lo esencial: oración y acción, escucha y servicio. 
Pero siempre, poniendo lo primero en el lugar que le corresponde

El mensaje es que no hay que dejarse absorber por las cosas hasta el punto de no dar atención a Dios, incluso cuando pretendemos de servirlo.
Hay que aprender a ser María siendo Marta.

Estar con el Señor, escuchando su Palabra y disfrutando de su Presencia, serena nuestro corazón y nos capacita para servirlo en los hermanos.

Señor Jesús, como a María,
enséñame a sentarme a tus pies para escuchar tu palabra.
Dame aquella auténtica sabiduría
que busca tu voluntad mediante la plegaria
y la meditación, a través del contacto directo contigo,
más que por razonamientos mentales o por la lectura de muchos libros.

Concédeme la gracia de distinguir tu voz de la de los extraños;
concédeme la gracia de dejarme guiar por ella
y de buscarla ante todo como una realidad superior a mí mismo.

Respóndeme mediante la conciencia
cuando te adoro y confío en tu grandeza,
que llega mucho más allá de lo que yo puedo entender.


Cardenal John Henry Newman



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