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Lleno de fe y de Espíritu Santo




"Vosotros sois la sal de la tierra. 
Pero si la sal se vuelve sosa, 
¿con qué la salarán?" 
(Mt 5, 13-16)

Hacemos memoria de Bernabé, considerado hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, que con gran generosidad vendió sus bienes y entregó lo recibido a los Apóstoles para las necesidades de la comunidad (Hch 4,37).

Pidamos hoy que sople el Espíritu en nuestros corazones y que nos llene de la audacia apostólica para enamorar a otros del Señor Jesús como hizo Pablo y Bernabé.

Que tus obras lleven el sello del amor universal, el amor sin fronteras de nuestro Padre Dios; así todos sabrán que el reino ha llegado y una nueva forma de amar y convivir se extiende.  

La forma de amar del discípulo de Jesús es como la sal, que se disuelve para dar sabor, o como la luz, que se consume para iluminar.

Pon tu luz en mis sombras y tu sal en mi rutina porque cuando somos sal y luz el mundo se llena de paz.

Ensanchaste mi corazón y me hiciste: sal, luz, fuente, gozo, eucaristía.
Aquí estoy, Señor.
 Envíame.

Vamos, amigo,
no te calles ni te achantes,
que has de brillar
como fuego nocturno,
como faro
en la tormenta,
con luz
que nace en la hoguera de Dios.

Vamos, amigo,
no te rindas ni te pares,
que hay quien espera,
anhelante, que compartas
lo que Otro te ha regalado.
¿Aún no has descubierto
que eres rico para darte a manos llenas?
¿Aún no has caído en la cuenta
de la semilla que, en ti,
crece pujante
fértil, poderosa,
y dará frutos de vida y evangelio?

Vamos, amigo.
Ama a todos
con amor único y diferente,
déjate en el anuncio
la voz y las fuerzas,
ríe con la risa contagiosa
de las personas felices,
llora las lágrimas
valientes del que afronta la intemperie

Hasta el último día,
hasta la última gota,
hasta el último verso.
En nombre de Aquel
que pasó por el mundo
amando primero.


José Mª Rodríguez Olaizola, sj



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