Corazón


"Habrá más alegría en el cielo 
por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos 
que no necesitan convertirse" 
(Lc 15, 3-7)

La fiesta del sagrado corazón de Jesús celebra a un Dios que llora y ríe.
A este Dios pastor, cuando se le descarrió el hombre, se le salió el corazón del pecho en busca de su oveja perdida.
El Hijo, inflamado por el Espíritu, es el corazón de Dios.
Y, habiendo salido del pecho de la Trinidad, se hizo hombre, y adoptó un corazón humano, capaz de reír y llorar.

"Venid a mí los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré..."
Cuánta falta nos hace ese descanso, ese alivio.
Descansar en la misericordia de Dios, en el corazón compasivo de Jesús que acoge, consuela y libera.
Cuánta falta nos hace a todos parar, silenciar, agradecer.

Es tiempo de darnos un baño en el amor de Dios.
En el agua viva de su Palabra, en el manantial de misericordia de su sagrado corazón.
Es hora de refrescar el alma, de sumergirnos en un océano profundo de compasión, acogida, ternura infinita...
Y renacer de agua y del Espíritu.
Que el Amor nos haga nacer de nuevo.

Jesús nos mira, nos ama y nos espera. Es todo corazón y todo misericordia.
 Vayamos a Jesús con confianza, Él nos perdona siempre.

"¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido".

Jesús sale a buscarnos allá donde estemos, porque en el cielo se espera la fiesta de nuestra conversión.

 Si me pierdo como esa oveja despistada, te pido, buen Pastor, que no te canses de salir a buscarme.

Por grandes que sean mis caídas, más grande es su amor, su misericordia y su compasión.

Gracias, Señor, porque cuando me extravié me buscaste.
Gracias, Señor, porque cuando me extravié me cargaste sobre tus hombros.
Gracias, Señor, porque cuando me extravié no dejaste de amarme.
Gracias, Señor, porque cuando me extravié y me encontraste hiciste fiesta por mí.



Cuando estamos perdidos,
Tú sales a nuestro encuentro
Cuando estamos cansados,
Tú nos llevas al pozo de tu Eucaristía
Cuando estamos desilusionados,
Tú nos llevas al pozo de tu alegría
Cuando nos perdemos en nuestros pecados,
Tú nos conduces a tu perdón
Cuando nos fijamos en lo exterior,
Tú nos indicas el camino hacia el corazón
Cuando nos alejamos de Dios,
Tú nos hablas con tu presencia
Cuando nos sentimos débiles y muertos,
Tú nos das vida con tu Espíritu Santo
Cuando aparecen arrugas en nuestras almas,
Tú les das vida con tu amor.





Comentarios

Entradas populares de este blog

"Señor, enséñame a orar"

Colaborar con el Señor

Gracias, Señor.