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Anunciar la Buena Noticia





"El Reino de Dios 
está cerca de vosotros"» 
(Lc 10, 1-9).  

Hoy recordamos a dos de los discípulos más queridos de san Pablo, los santos Timoteo y Tito, compañeros suyos en sus viajes misionales, y a quienes dirigió cartas con variadas recomendaciones pastorales y les confió la dirección de las Iglesias de Éfeso y de Creta.

Al recordar hoy a estos dos cristianos de los primeros tiempos, debemos sentirnos en comunión con la Iglesia que, desde los apóstoles, nos ha hecho llegar la fe de Jesucristo.
En un mundo desorientado y sin esperanza, ¡bendita locura, la de Jesucristo y la del Evangelio!

Poneos en camino. Id de dos en dos...
Estas palabras están dichas para mí.
Soy continuador de tu obra, Señor.
Soy tu compañero en la misión.

Gracias, Jesús.
Me encuentro emocionado por tu confianza.

La mies es mucha y los braceros pocos.
Quiero ser uno de ellos.

Muchas personas están caídas y pasamos de largo.
Quiero ser el buen samaritano.

Conviérteme primero a mí,
para que yo pueda anunciar a  otros la Buena Noticia.

Dame AUDACIA.
En este mundo escéptico y autosuficiente,
tengo vergüenza y miedo.

Dame ESPERANZA.
En esta sociedad recelosa y cerrada,
yo también tengo poca confianza en las personas.

Dame AMOR.
Es esta tierra insolidaria y fría,
yo también siento poco amor.

Dame CONSTANCIA.
En este ambiente cómodo y superficial,
yo también me canso fácilmente.

Conviérteme primero a mí,
para que yo pueda anunciar a otros la Buena Noticia.

Gracias, Jesús.
Me encuentro emocionado por tu confianza.

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