Descanso




"Venid a mí" 
(Mt 11,28).

Respira hondo y déjate invadir por la paz de la acogida incondicional de Jesús.
 Él es maestro, pero no domina.
Es amigo y compañero.
No te abandona en las crisis.
Él te enseña a ponerte en camino en busca del otro, a escuchar voces que no son tuyas.
En su corazón hay sitio para todos.
Hay amor para ti y para todos.

Si quieres hacer caso a su invitación, ponte en camino hacia él, quédate con él.   

"Te doy gracias, Padre..." 

Jesús, el Maestro, nos enseña a orar dando gracias.
Con un corazón agradecido, consciente de los dones recibidos, entregado libremente a la voluntad del Padre.
Con total confianza, en total comunión.

Venid a mí, soy vuestro refugio.
Aprended de mi mansedumbre y humildad.
Descansad en mí.
Renovaré vuestras fuerzas, os cubriré de amor; y el amor, hace la carga ligera.

Yugo llevadero y que te lleva, que no hiere sino que sana, que no aprieta sino que libera.
Sólo el amor, que salva.

A ejemplo de María que nos conozcan por nuestra gratuidad.
 ¡No está puesto el listón muy alto es que somos muy comodones!

Que nuestra vida cristiana sea un himno de gratitud a la iniciativa del amor de Dios y al continuo cuidado de Jesús. 

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