Ir al contenido principal

La fe, un regalo de Dios




“Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico 
y sufre mucho” 
(Mt 8,6)

Impresiona el cariño del centurión por su criado, no era lo más habitual.
Seguro que el gesto conmovió a Jesús.
Jesús se admira al oír la fe de un hombre, que no era mirado con muy buenos ojos por sus vecinos.
 Un hombre, que nos sorprende por su humanidad y por su humildad.

QUIÉN SOY YO?
¿Quién soy yo?
¿Quién soy yo para ser feliz?
¿Quién soy yo para sentirme querido?
¿Quién soy yo para tener sueños sin fin?
¿Quién soy yo para merecer consuelo si estoy abatido?
¿Quién soy yo?
Nadie.
Sólo es tu amor quien me hace digno, Señor.

Un hombre que se pone en camino de salvación con una gran confianza en Jesús.
El centurión no pide nada, está seguro del resultado.
La oración confiada y segura siempre es eficaz.
 Puede no ser lo que nosotros habíamos imaginado, pero siempre hay una respuesta. Lo mismo ocurrió con Abrahán y Sara.

¡Ven a mi casa, Señor, ven y sáname con tu amor!
Dime una palabra a mi soledad, a mis miedos, a mi esperanza.
Que calle mi corazón y en ti descanse.

Dios siempre acude cuando le pedimos.
- Señor, aumenta mi fe.
La fe es la puerta por la que Dios se adentra en nuestras vidas, es la ventana por la que entra en el alma la luz y el calor del amor de Dios, es el permiso que Dios nos pide para poder hacer maravillas en nuestro corazón.

La fe es don de Dios.
Un don que debemos pedir con insistencia.
La fe es un talento, un regalo que Dios ha puesto en nuestras manos para que pueda crecer con nuestro cuidado.
La fe se alimenta en la comunidad cristiana, crece con la oración y la formación.
Y sobre todo, la fe se desarrolla cuando nos la jugamos por Jesús y tenemos la experiencia de que Él nunca falla.

"El poder de la fe mueve montañas, cura heridas, hace milagros, porque el amor es la fuerza más potente del mundo.
Y creer en Jesús es creer en su Amor sobre nosotros y el resto de la creación."

Quien confía en Dios, no queda nunca defraudado.
No dejes de buscar la luz de la fe que ilumina nuestro camino.
Mantén un corazón confiado en Jesús, una mirada profunda que vea más allá de lo aparente.
Señor, auméntanos la fe.

María es el mejor modelo de fe.
Ella con su vida nos muestra que quien confía en Dios, no queda nunca defraudado. Incluso en la noche, la fe de María nos ayuda a seguir buscando la luz que encontró el centurión y ha iluminado el camino de tantos hombres y mujeres en la historia.
Que ella nos ayude a creer en Su Palabra.

Los orantes exponen a Jesús las necesidades de los que más sufren y se quedan aguardando. 
¡Qué fecundidad proyectan sobre el mundo los que aguardan la actuación del Señor!
No te limites hoy a leer, ver u oír noticias de los dolores de personas o de pueblos.
Haz oración de intercesión por todos ellos ante Jesús Eucaristía.

Mi corazón se abre al dolor de mis hermanos.
Mi corazón, lleno de nombres, se abre ante Ti.
Y me quedo, junto a Ti, amando. 



Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

La familia según el papa Francisco

100 consejos de papa Francisco a las familias que se encuentran esparcidos en las catequesis pronunciadas entre diciembre de 2014 hasta septiembre de 2015.   1.   “Permiso”, “gracias”, “perdón”.   En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan, poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe (13 de mayo de 2015). 2. La primera palabra es “permiso” (…) Entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida, pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el respeto. La confianza, en definitiva, no autoriza a darlo todo por descontado. Y el amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige   el respeto de la libertad y la capacida...