Ser sal y luz

"Vosotros sois la luz del mundo" 
(Mt 5, 13-16).


“El cristiano debería ser una persona luminosa, 
que lleva luz, 
que siempre da luz. 
Una luz que no es suya, 
sino que es el regalo de Dios, 
es el regalo de Jesús. 
Y nosotros llevamos esta luz” 
(Papa Francisco). 


Vosotros sois la sal de la tierra.

Ven, Espíritu Santo. 

Danos tu sabiduría para encontrar el sabor de la vida  que el Padre nos regala; danos alegría para sembrar a manos llenas la vida en el campo, como Jesús.

 
Vosotros sois la luz del mundo. 

Gracias, Jesús, por tantas personas que nos han iluminado con su vida.
Con su luz puesta sobre el candelero han vencido nuestros miedos a la noche.
Gracias, Jesús, por tantas hermanas y hermanos, que son nuestro faro en las tormentas.  


Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras  y den gloria  a vuestro Padre que está en el cielo. 
Desnudos de todo poder, revístenos, Padre, de Jesús, para mirarlo todo con su bondad.  
 

 



 

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