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Acoger a Cristo






Cuanto tú, por la fe, la esperanza y el amor acoges a Cristo en su palabra, en la Eucaristía, en los hermanos, en los pobres, es Cristo quien te acoge a ti en su cuerpo, en su tienda, en su reino, en su gloria.


Señor Jesús, te presentaste
en casa de Marta y María sin avisar.
No era mala educación, era lo que todos hacían.

Ahora tenemos teléfono,
correo electrónico y postal,
tenemos la agenda llena
y las puertas cerradas,
y hemos perdido la costumbre
de la visita inesperada,
la que nos exige dejarlo todo
para atender al huésped que ha llegado.

Ahora nos parecen indeseables
los huéspedes inesperados,
los que vienen sin haber sido invitados.

Señor, enséñanos a tener un corazón abierto
hacia los refugiados que huyen de la guerra,
los emigrantes que buscan una vida mejor.

Que sepamos acoger, compartir
y aprender también de lo que nos aportan.

Enséñame también a tener un corazón abierto
a la oración y a la escucha de tu palabra.

Gracias por tus visitas sorpresa.
Que sepa acogerte siempre
con actitud de discípulo.

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