Ir al contenido principal

En la cruz tocamos casi con la mano el amor de Dios





Dios ha puesto en la Cruz de Jesús todo el peso de nuestros pecados, todas las injusticias perpetradas por todo Caín contra su hermano, toda la amargura de la traición de Judas y de Pedro, toda la vanidad de los prepotentes, toda la arrogancia de los falsos amigos. Era una cruz pesada, como la noche de las personas abandonadas, pesada como la muerte de las personas queridas, pesada porque resume toda la fealdad del mal. Y sin embargo es con todo una cruz gloriosa, como el alba de una noche larga, porque representa todo el amor de Dios, que es más grande que nuestras iniquidades y que nuestras traiciones.

En la cruz vemos la monstruosidad del hombre cuando se deja guiar por el mal, pero vemos también la inmensidad de la misericordia de Dios, que no nos trata según nuestros pecados, sino según su misericordia. Ante la cruz de Jesús vemos casi hasta tocar con las manos cuánto somos amados eternamente, ante la cruz nos sentimos hijos y no cosas, u objetos, como lo afirmaba san Gregorio Nacianceno, dirigiéndose a Cristo con esta oración: 
Si no existieras tu, mi Cristo, me sentiría criatura acabada, he nacido y me siento disolver, como duermo descanso y camino, me enfermo y curo, me asaltan sin número los tormentos, gozo del sol y de cuanto fructifica la tierra, después muero y la carne se convierte en polvo como la de los animales, que no tienen pecados. 
Pero yo ¿qué tengo más que ellos? 
Nada sino Dios, si no existieras tu oh Cristo mío, me sentiría criatura acabada. 
Oh Jesús, guíanos desde la cruz hasta la resurrección, y enséñanos que el mal no tendrá la última palabra, sino el amor, la misericordia y el perdón. 
Oh Cristo, ayudamos a exclamar nuevamente: ayer estaba crucificado con Cristo, hoy soy glorificado con Él. 
Ayer había muerto con Él, hoy estoy vivo con Él. 
Ayer estaba sepultado con Él, hoy he resucitado con Él.

Finalmente todos juntos, recordemos a los enfermos, recordemos a todas las personas abandonadas bajo el peso de la cruz, para que encuentren en la prueba de la cruz la fuerza de la esperanza, de la esperanza de la resurrección y del amor de Dios.
 Texto pronunciado por el Papa en el Viacrucis del Coliseo

Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

La familia según el papa Francisco

100 consejos de papa Francisco a las familias que se encuentran esparcidos en las catequesis pronunciadas entre diciembre de 2014 hasta septiembre de 2015.   1.   “Permiso”, “gracias”, “perdón”.   En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan, poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe (13 de mayo de 2015). 2. La primera palabra es “permiso” (…) Entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida, pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el respeto. La confianza, en definitiva, no autoriza a darlo todo por descontado. Y el amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige   el respeto de la libertad y la capacida...