La luz que alumbra los corazones y nos ilumina en nuestro caminar está en medio de nosotros desde la humildad de un niño, aprendamos de esa humildad y demos luz a un mundo un tanto oscurecido.
¡Cristo ha nacido. Alabemos a Cristo! Es el saludo que nos tenemos que recordar. Cristo ha nacido, la muerte ya no tiene poder sobre Él. Su Resurrección ilumina y cambia toda la experiencia humana. Ya no estamos condenados a la escasez, a mendigar, a sobrevivir. Estamos llamados, por el nacimiento de Cristo, a la plenitud, a la abundancia. A vivir en casa, como hijos. Ya no somos ni esclavos, ni siervos. Somos amigos. Feliz Navidad familiares de Dios.
Señor, gracias por el regalo de tu Hijo,
Ayúdame a recibirlo con fe y a celebrar su presencia en mi vida
"A cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios" Es Navidad y Dios vuelve a llamar a la puerta. Hagámosle sitio en un corazón que ama, que acoge y que se entrega. Que nuestra vida sea Hogar para el Niño. El núcleo de la Navidad es este: el Verbo de Dios se hizo carne; puso su tienda entre nosotros. Vino a su casa y los suyos no le recibieron. Pero no todos. Algunos sí lo recibieron. A cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios. ¡La Navidad nos hace hijos de Dios!
Habitó entre nosotros por amor. Se quedó entre nosotros por amor. Creó el mundo, la mujer y el hombre, por amor. Nace pequeño por amor a todos, especialmente a los más necesitados. Creció en medio de una familia por amor. Ese amor es la Luz verdadera. La Palabra que se hace carne, que habita entre nosotros, es el Amor de Dios entregado, hecho verdad e historia para siempre a toda la humanidad.
Oración de Navidad
Señor Dios, en este día santo te damos gracias
porque tu Palabra se hizo carne y vino a habitar entre nosotros.
Te adoramos, Jesús,
Luz verdadera que ilumina nuestras oscuridades, Hijo eterno del Padre que te hiciste pequeño por amor a nosotros.
Entra en nuestro corazón, nace también hoy en nuestra vida,
en nuestras familias,
en nuestras alegrías y en nuestras heridas.
Haznos capaces de acogerte con fe y de reconocerte en los más pequeños y necesitados. Padre bueno, que la paz que anuncian los ángeles reine en nuestro mundo, que tu justicia transforme la historia
y que todos los confines de la tierra contemplen tu salvación. Espíritu Santo, renueva nuestra esperanza
y enséñanos a vivir como hijos de la luz, para que, con nuestra vida, anunciemos que Dios está con nosotros.
Amén.

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