Hoy celebramos la vida de Juan Evangelista, el discípulo amado, el que se recostó sobre el pecho de Jesús y le conoció más íntimamente, el que "vio y creyó", y el que nos ayuda a que nosotros también veamos y creamos. Lo que vio con sus ojos y palpó con sus manos es el testimonio que nos ha anunciado, para que nuestro gozo sea completo. Aquella experiencia lo marcó definitivamente haciéndolo capaz de transformar el mundo. De él aprendimos algo tan grande como que “Dios es amor”.
"Vio y creyó" Junto al sepulcro. Porque la losa se descorre, y la muerte queda abatida. En la cruz está la vida. En el sepulcro no hay nada, porque tu resurrección, victoriosa, llena el universo de su hermosura y convoca a todos los seres a tu victoria. A verte resucitado y creer. Para eso has venido al mundo, para ser Señor de vivos y muertos. Y por eso damos testimonio de ti.
Que nadie te robe la paz de saber
Que nadie te robe la esperanza
Señor, ayúdanos a creer con un corazón abierto
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