Al querer controlarlo todo perdemos más tiempo en ver cuándo va a ser la fecha de la plenitud de la obra de Dios que en trabajar para que esa obra se haga realidad y descubramos que está en medio de aquellos que buscan queriendo conocer.
Igual más alto lo ha podido decir el Señor porque mas claro imposible: "el Reino está en medio de vosotros"
El Reino de Dios no llega. Ya está. No viene aparatosamente. Está inserto en la cotidianidad. No está en cualquier lugar. Está en medio de nosotros. No se ve de cualquier manera. Hacen falta ojos de fe. No hay que dejarse llevar por destellos sino buscar la Luz.
Jesús nos enseña que el Reino de Dios no es algo lejano o inalcanzable. No debemos esperar señales espectaculares, sino aprender a ver su presencia en los pequeños gestos de amor que nos rodean. Dios nos invita a ser sus manos y pies, extendiendo su amor a cada rincón del mundo.
<El reino de Dios no viene aparatosamente, ni dirán: "Está aquí" o "Está allí", porque, mirad, el reino de Dios está en medio de vosotros>. El Reino está donde Jesús está. Él es el Reino. Él lo trae con gestos y palabras. Donde hay amor, ahí está el Reino. Nos toca irlo descubriendo compartirlo, disfrutarlo, ofrecerlo. Como afecta a lo importante, se va desarrollando calladamente, sin estruendos, en el silencio del corazón de cada persona. Es un Reino de paz, de alegría, de espeto, donde cada persona siente que tiene un lugar donde poder ser ella. Sin juicios, sin rechazos, sin amenazas, sin violencias. Hoy volvemos a pedir: "venga a nosotros tú Reino"



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