Jesús propone el estilo de vida de los suyos, de los que aspiran a la santidad. Jesús propone unos caminos de felicidad bien distintos a los propuestos por nuestra sociedad. Los que Él llama felices no lo son a nuestros ojos. Es preciso renunciar a nuestra mirada egoísta y adoptar la mirada del Señor. Las bienaventuranzas tienen en común la compasión. Las bienaventuranzas son un mensaje de esperanza y una palabra de aliento. La dicha viene de la especial solicitud de Jesús. Hoy, de nuevo Jesús al vernos proclamaría las bienaventuranzas. Acógelas como dirigidas a ti, deja que su Palabra te penetre y anhela llegar a tener ese estilo de vida.
dame un corazón sencillo y lleno de amor
para vivir según tus bienaventuranzas
Yo también quiero ser feliz, Señor.
Quiero ser ese hombre nuevo,
y tener como recompensa el reino.
Quiero ser santo.
Las bienaventuranzas no son un código exclusivo para monjes o santos de vitrales. Son para todos. Para la madre soltera que lucha día a día, para el joven que duda, para el adulto mayor que ya ha vivido mucho pero aún busca sentido. Son para ti, para mí, para el que está cerca y el que está lejos. Jesús no impone. Propone. Y su propuesta es tan clara como desafiante: vivir con el corazón en el cielo y los pies en la tierra.
"Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.". Hoy celebramos la solemnidad de Todos los Santos. Felicidades a todos porque hoy se nos recuerda cómo nos ve Dios. Para Él somos santos y santas. Para Él somos buenos y estamos bien hechos. Somos nosotros los que hemos desarrollado una mirada llena de exigencias, de sospecha y de prejuicio sobre lo humano. Hoy Jesús nos grita: "Sed felices, sed bienaventurados". Dejad de querer ser otros. Abrazad y abrazaros en la realidad de hoy, con pobrezas, lágrimas, hambre y sed. No existe lo ideal, sino lo real amado.
Santo es seguidor de Jesús en la historia y ahora. Hombres y mujeres, que han hecho del Evangelio proyecto, de la Buena Noticia anuncio, del proyecto de vida misión de hacer presente el reino y compromiso de transformación de un mundo más justo, en paz, fraterno. Un día de acción de gracias, de renovar nuestra esperanza en el camino de santidad al que estamos llamados y en el que estamos inmersos con nuestra pequeñez.
me gusta que resuenen en mi tus bienaventuranzas. Los santos y santas están viviendo ya de la felicidad perpetua de tu reino, de tu amor sin fin, del gozo que da la plenitud eterna de tu gloria. A esa bienaventuranza aspiro, Señor, por el don de tu misericordia. Ella es la que me hace ser peregrino de esperanza.
Señor, hazme un reflejo de tu santidad. Ayúdame a vivir según las bienaventuranzas, buscando siempre ser puro de corazón y trabajar por la paz. Que mi vida sea un testimonio vivo de tu amor y misericordia. Amén.




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