Jesús desmonta las falsas seguridades de su pueblo: no quedará piedra sobre piedra. Nos advierte que pasarán muchas cosas: guerras, pestes, persecuciones. No es para tener pánico sino ocasión para dar testimonio. La clave es perseverar en la confianza en él: estar seguros en él. El templo para los cristianos no es tanto una realidad material como humana .El templo son las personas, donde el Espíritu habita. Cuando esto se olvida o no se mira, acontecen las guerras, los enfrentamientos, los desprecios y el odio. La perseverancia nos salvará.
Si puedoSi puedo hacer,
hoy, alguna cosa,
si puedo realizar algún servicio,
si puedo decir algo bien dicho,
dime cómo hacerlo, Señor.
Si puedo arreglar un fallo humano,
si puedo dar fuerzas a mi prójimo,
si puedo alegrarlo con mi canto,
dime cómo hacerlo, Señor.
Si puedo ayudar a un desgraciado,
si puedo aliviar alguna carga,
si puedo irradiar más alegría,
dime cómo hacerlo, Señor.
(Grenville Kleiser)
Jesús nos habla con claridad. Todo es limitado y finito, excepto el amor. A todo le llega su final. Obsolescencia programada por parte de Dios. Pero eso que nos agobia, el paso inexorable del tiempo, puede convertirse en la oportunidad de extender los brazos y confiar. La vida no es ni controlable ni domesticable. Es un tsunami de vida permanente. Emociones, alegrías, personas, proyectos, fracasos, amenazas, pérdidas, olvidos. La vida trae de todo, pero el que defienda la alegría y se resista en la esperanza se salvarán.
El fin, como el principio, está en manos de Dios. Un final que no es más que una parte del principio que esperamos: la vida al lado de Dios, nuestro Padre. Y así lo rezamos... “venga a nosotros tu Reino”. Ante tantas cosas que pasan en nuestro mundo estamos llamados a dar testimonio. Lo que sucede es una 'oportunidad para dar testimonio'. Tenemos que ponernos de pie y decir algo, para que en aquello que no se entiende, nuestro testimonio dé luz.
"Os servirá de ocasión para dar testimonio" Al amanecer y al anochecer, al nacer y al morir, en todo momento, con la vida en tus manos, es una ocasión para dar testimonio de ti, hablar de las grandezas de tu amor, de tu misericordia infinita, de tu estar en mí, más cerca que mi propia vena yugular. El testimonio y la alabanza de tu gloria, en cualquier momento del día.
Estamos llamados también a ser perseverantes en ello, a no bajar la guardia y proponer el Evangelio y la Palabra hecha carne, Jesucristo, como luz en medio de esa oscuridad
Señor, concédeme la fortaleza para mantenerme fiel y confiado en medio de las dificultades.
Señor, ayúdame a vivir con diligencia y rectitud, reflejando tu justicia en mi trabajo y en mis relaciones. Que siempre esté preparado para tu venida, viviendo cada día con integridad y fidelidad. Que mi vida sea un testimonio de tu amor y justicia en el mundo.
Señor, las catástrofes y las guerras encogen mi corazón. En el mundo hay demasiada injusticia, demasiada violencia. Me llega al corazón el sufrimiento de los pobres y los inocentes. Hasta en las familias y en la Iglesia falta entendimiento. Y mi pobre esperanza se seca, como una hoja en otoño.
Levanto los ojos al cielo y pronuncio tu nombre: ¡Jesús! Y Tú me dices: “No tengas miedo. Confía en mí. Yo estoy con vosotros, todos los días hasta el fin. No vencerá el egoísmo. Vencerá el amor”. Y mi esperanza comienza a reverdecer de nuevo.
Gracias por esta esperanza, más fuerte que el dolor y la muerte. Que la fuerza del Espíritu me ayude a cuidarla y a compartirla.




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