“Me arrepiento”, lo perdonarás."
(Lc 17,1-6).
Jesús nos alerta y nos enseña tres lecciones. La primera, a no escandalizar con nuestras palabras o acciones a quien se nos encomienda. La segunda, a perdonar a quienes nos ofenden, con la ayuda de la gracia. La tercera a pedir fe para hacer bien lo anterior.

La comunidad cristiana aparece como una comunidad de pecadores que experimentan la proximidad y la acogida de Dios en el perdón fraterno.
Es imposible no tener desencuentros y confrontaciones. Nos enfadamos por malos entendidos o por malas interpretaciones de cómo nos tratan. Solo hay una posibilidad de garantizar la convivencia y es el perdón. Necesitamos vivir con la seguridad de que somos amados y acogidos por encima de nuestros límites. Todos nos equivocamos, pero que se nos penalice por ser limitados hace que el dolor se multiplique. Jesús nos invita a ser personas compasivas y misericordiosas como el mismo Dios lo es. Jesús te anima a perdonar sin límites al hermano, el perdón dado y recibido pacifica el corazón y despierta tu capacidad de amar.
La fe, incluso en su forma más pequeña, tiene el potencial de lograr lo inimaginable.En nuestra vida, esto nos anima a confiar en nuestras capacidades y en el poder superior que nos guía, incluso en momentos de dificultad. Nos desafía a ser mejores.
Señor, aumenta mi fe, fortalece mi confianza en Ti,
que mi vida se arraigue en tu Palabra de Vida.
Y ayúdame a ser responsable en mis acciones.
Que no sea yo causa de pecado para otros.
Señor, enséñame a perdonar de corazón y a vivir en la plenitud de tu amor y gracia,
confiando en el poder transformador de una fe sincera. Amén.


Comentarios
Publicar un comentario