(Lc1,39-55)
Celebramos la Asunción de María al cielo. María. Mujer llena de gracia de Dios en la historia de la humanidad, elegida y bendecida por Él para ser Madre de su Hijo, primera discípula en silencio para servir y amar el proyecto de Dios a la humanidad en ella. Primera ante Dios, primera con Él. La Virgen María se alegra en su espíritu porque Dios ha puesto su mirada en los pequeños y humildes y no en los poderosos. Ella no merece su atención: es su esclava. Pero Dios es así de compasivo: a los pobres los llena de bienes y a los ricos los despide con las manos vacías.
Busca un momento de quietud y soledad para reflexionar sobre la vida de fe de María, su humildad y su obediencia a la voluntad de Dios. Ora en tu corazón para que, al igual que Ella, seas capaz de vivir en completa entrega a Dios, confiando en su plan para tu vida. Confía en Dios y pide a la Virgen que interceda para alcanzar la gloria celestial que Él nos ha prometido.
Precursora
Brillas en lo alto como humilde servidora, sin corona,
para que nada estorbe lo que tú siempre quisiste,
que Dios lo fuera todo en ti, sin sombra alguna.
Muestras el camino oscuro y claro del futuro:
una humanidad recién nacida, en sus inicios,
libre de dragones con chaqueta y con prestigio.
En la que la fe esté por encima de los resultados,
la humildad derrote a la crecida prepotencia,
y el abrirse a lo desconocido venga vacío de miedos.
Así, como tú, mujer vestida de sol y de faena
que huye de protagonismos y titular alguno,
que guarda la mejor noticia para sus adentros.
Una humanidad de cuidados y de encuentros,
de palabras y respuestas sinceras, como las tuyas,
que quiten clavos y espinas a este mundo en agonía.
(Seve Lázaro, SJ)
para que nada estorbe lo que tú siempre quisiste,
que Dios lo fuera todo en ti, sin sombra alguna.
Muestras el camino oscuro y claro del futuro:
una humanidad recién nacida, en sus inicios,
libre de dragones con chaqueta y con prestigio.
En la que la fe esté por encima de los resultados,
la humildad derrote a la crecida prepotencia,
y el abrirse a lo desconocido venga vacío de miedos.
Así, como tú, mujer vestida de sol y de faena
que huye de protagonismos y titular alguno,
que guarda la mejor noticia para sus adentros.
Una humanidad de cuidados y de encuentros,
de palabras y respuestas sinceras, como las tuyas,
que quiten clavos y espinas a este mundo en agonía.
(Seve Lázaro, SJ)



Comentarios
Publicar un comentario