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VIVE

 

«El Padre que me envió, 
él mismo ha dado testimonio de mi» 
(Jn 5,31-27).


Cuando manifestamos con la vida que nuestra mayor tarea es anunciar la buena nueva al mundo, no mostramos que somos mejores que los demás o que hacemos las cosas por nosotros, sino que él nos ha elegido para hacerlo.

Jesús es el enviado del Padre, y pide nuestra fe, nuestra aceptación.Es Hijo amado y que ama al Padre y da testimonio de este amor con la entrega de su vida. Su vida es testimonio lleno de verdad de Dios que nos ama. Él es la revelación definitiva, para siempre y total.
Jesucristo es testimonio del amor infinito de Dios, que nos salva. Extiende tu mano, ¡abre tu mente, acepta, cree y VIVE! ¿Creo en las palabras de Cristo? ¿Las leo y las escucho con atención?


"¡Y no queréis venir a mí para tener vida!" 
El respeto que Dios tiene a nuestra libertad es total. Nos dejar irnos de casa con nuestra parte de la herencia y nos deja volver y celebra una fiesta por nosotros. Pero sufre nuestros alejamientos por como nos daña la distancia. Separados de Él no podemos hacer nada. Nuestras vidas se secan como un sarmiento separado de la vid. Nos cuesta reconocer lo bien que se está en casa. Idealizamos lo que no tenemos, y anhelamos los paraísos que nuestra fantasía diseña. Pero solo reconociendo la presencia de Dios en lo real podemos volver a Él.



Ayúdame, Señor,
a buscar la verdad y la vida solo en ti, el Hijo de Dios.
Que reconozca y acepte tu testimonio divino,
 y permita que tu luz ilumine mi corazón
y me guíe hacia la plenitud de la fe y la salvación.
Señor, abre mi corazón para escuchar tu palabra
y seguirte con fe sincera, sin buscar mi propia gloria.
Señor, danos unos ojos capaces de ver la realidad como novedad. 
Enséñanos la cultura del diálogo,
para superar la del enfrentamiento.
Amén.

 



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