Anunciarle
"He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma" Cuando parecía que el cielo y la tierra estaban separados e incomunicados, el Espíritu de Dios baja del cielo en forma de paloma. La Navidad, el "Dios-con-nosotros" lo cambia todo. La luz, la vida y la alegría ya forman parte de este pueblo que tanto ha caminado en tinieblas. Jesús es el nombre que trae la fuerza y la presencia del Espíritu. Preparemos nuestro corazón, nuestra vida, para tener un encuentro con Él, después el testimonio será imparable, no podremos dejar de anunciarle.
«Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo» El deseo grande del Padre y de Jesús es darnos el Espíritu Santo. El deseo grande del Espíritu es bajar y posarse y habitar en el corazón de todo ser humano. La Palabra se hace Presencia que transforma toda nuestra existencia.
¡Ven, Espíritu divino, dador de Vida y Verdad!
Hazme testigo de Cristo, ensancha mi tienda
para que pueda acoger en ella a mis hermanos.
Señor, yo te he visto, en las personas que aman a fondo,
en el encuentro de quienes se apoyan mutuamente,
en la paz que me diste el día de la angustia,
en la solidaridad de tantas personas pobres...
El testimonio del encuentro con Jesucristo no se reduce a palabras, toca la vida. No elimina la maldad pero hace al bien más fuerte. Provoca para vivir desde la justicia, desde el proyecto de Dios. Aleja de todo favoritismo, hipocresía y mediocridad.
Juan ve a Jesús, lo reconoce, ha visto el Espíritu Santo sobre Él, sabe que es el que todos esperamos, le señala, no puede permanecer en silencio, da testimonio. "Y yo lo he visto, y he dado testimonio", es la puesta en marcha del anuncio, de darle a conocer. Preparemos nuestro corazón, nuestra vida, para tener un encuentro con Él, después el testimonio será imparable, no podremos dejar de anunciarle.
Dicen por ahí
que si hay Dios está lejos
que el amor no funciona,
que la paz es un sueño
que la guerra es eterna,
y que el fuerte es el dueño
que silencia al cobarde
y domina al pequeño.
Pero un ángel ha dicho
que está cerca de mi
quien cambia todo esto,
tan frágil y tan grande,
tan débil y tan nuestro.
Dicen que está en las calles,
que hay que reconocerlo
en esta misma carne,
desnudo como un verso,
que quien llega a encontrarlo
ve desvanecerse el miedo,
ve que se secan las lágrimas
ve nueva vida en lo yermo.
Dicen por ahí
que si hay Dios está lejos,
pero tú y yo sabemos,
que está cerca, en tu hermano,
… y está en ti, muy adentro
José María R. Olaizola sj.
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