Ora et labora

 


"Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria."
 
(Mc 10,38-42).

Inquietos y preocupados, cansados y agobiados. Jesús es un gran observador y conoce cómo vivimos muchos de nuestros días. Ha venido a qué aprendamos los caminos que nos llevan a la paz. Es necesario vivir todo con Él. Desdramatizar, relativizar, agradecer, sorprendernos más del milagro de estar vivos. No todo lo controlamos, no todo depende de ti. Si la mayoría de cosas pasan sin nuestra participación. Nos queda el agradecimiento sincero de ser llamados por nuestro nombre a la fiesta de la vida.

Cuando nuestra vida se llena de cosas por hacer nos olvidamos de vivir. De vivir para nosotros mismos y de amar para los demás. Y todo ello nos lo enseña el Maestro que nos pide más paz y escucha en el corazón. Llenarnos de Cristo, para darlo. Escucharle, para transmitirle, es el arte de vivir por Cristo, con Él, y en Él.

Abre los oídos de mi corazón.
Que los afanes de la vida no apaguen el deseo hondo
de escuchar tu Palabra de vida.
Tú haces nuevas todas las cosas.


Marta y María, dos hermanas amigas de Jesús. Dos maneras vivir la amistad con Él. Las dos se desviven por estar a su lado y que Él esté bien con ellas. Las dos abren su casa, las dos acogen, las dos quieren que Él esté de maravilla. 

María le escucha, Marta le sirve. Dos maneras maravillosas de estar con Él que no pueden ser exclusivas y que adquieren todo el valor cuando es Él a quien se escucha y se sirve.

Jesús le contesta a Marta que la mejor parte es  Él, no son necesarias tantas cosas. No dejemos pasar la mejor parte, estar con Él. Servir y escuchar van juntos.


La actividad de Marta es muy importante.  Servir a los demás, ponerse a disposición del que tiene necesidad, merece ser agradecido. Pero la actividad por la actividad tiene poco sentido. Si el servicio no se entiende desde la escucha a la Palabra, será activismo.

 
 
Señor Jesús, como a María, 
enséñame a sentarme a tus pies para escuchar tu palabra.
Dame aquella auténtica sabiduría que busca tu voluntad mediante la plegaria y la meditación, 
a través del contacto directo contigo, 
más que por razonamientos mentales 
o por la lectura de muchos libros.
Concédeme la gracia de distinguir tu voz de la de los extraños; concédeme la gracia de dejarme guiar por ella 
y de buscarla ante todo como una realidad superior a mí mismo.
Respóndeme mediante la conciencia cuando te adoro 
y confío en tu grandeza, 
que llega mucho más allá de lo que yo puedo entender.

Cardenal John Henry Newman


 

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