Un profeta

 


«Pídeme lo que quieras, que te lo daré».
(Mc 6,17-29). 

 Cuando estamos entusiasmados y felices rebosamos generosidad. No calculamos ni medimos nuestra respuesta. Vivimos en la gratitud y en el ponerlo todo. El paso del tiempo erosiona la alegría y nos vuelve escépticos y desconfiados. Lo ideal va dejando espacio a lo real y construimos la vida en el conformismo y la aceptación. La fe se acerca a nuestras vidas a devolverle el brillo y el asombro de lo que significa estar vivos.

Hoy la Iglesia conmemora el martirio de san Juan Bautista, precursor del Mesías.


"San Juan Bautista fue fiel al Señor hasta el final. Atrajo a multitudes de pecadores hacia Dios. Lo que más atraía de él era su ejemplo de fidelidad y su entrega total a Dios, hasta el punto de derramar su sangre antes que traicionar su conciencia"
(Francisco).

La verdad de las cosas no se debe esconder. Ante Herodes está la disyuntiva de la vida o el quedar bien, optó por quedar bien. Hay situaciones donde la vida de las personas, de los hermanos, está en juego y nuestra opción es 'quedar bien', nos cuesta pronunciarnos o defender los derechos, la vida, la verdad. Hay momentos en que hay que decidir, o quedar bien o la justicia, entre la comodidad o 'complicarse' un poco la vida, entre el conformismo y el compromiso.

El martirio de Juan Bautista nos impulsa a vivir la ofrenda de fidelidad del día a día, en nuestras acciones cotidianas: "el martirio es la plenitud  del amor a Cristo"

Señor, ayúdame a reconocer mis pecados.
A meces me dejo llevar por el deseo de gustar,
por la conveniencia, por la ira.
Y dame la confianza y la valentía de Juan el Bautista,
para crecer en verdad, en coherencia, en fidelidad.



Herodes, seducido por la danza, entrega la cabeza del profeta en una bandeja. Revela la decadencia humana, donde el poder, el deseo y la venganza condenan la verdad. En la fiesta del rey, la voz de Dios es silenciada; la justicia, decapitada. ¿Quién es el próximo profeta?

Juan es el profeta de la denuncia y del anuncio. Es un poco de luz en medio de la noche, una ráfaga de verdad en medio de la hipocresía. Gusta pero molesta. Intentan acallar su voz con la muerte violenta, pero su voz seguirá viva en el corazón del mundo. Acoge la voz profética de los que viven a tu lado. Reaviva la vocación profética que has recibido en el bautismo. Que los miedos no ahoguen tu voz ni escondan tu verdad.  

Se buscan profetas,  hombres y mujeres, que como san Juan Bautista  sean voz de Dios en los desiertos de cada día,  acaricien soledades, allanen orgullos y soberbias,  portando siempre esperanza en vidas malheridas y sedientas,  cantando al amor en los cruces y caminos de la historia.


 

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