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"El que pierda su vida por mí, 
la encontrará." 
(Mt10,37-42).  

A veces pensamos que lo tenemos todo, que ya no podemos ser más felices. Y la vida se encarga de derrumbar nuestro pequeño refugio de seguridad y nos sumerge en crisis profundas. Pero al levantarnos, se reconstruye una experiencia todavía más grande y gozosa. Nuestras vidas son un constante crecimiento en el que vamos soltando pequeñas certezas y acogiendo la Vida Nueva que Dios siempre nos regala.

Jesús en el evangelio de hoy establece lo digno de una manera clara y concreta:
    1-Ponerlo a él como principio y fundamento de todo amor, y  a las personas desde él. 
    2-Cargar con la cruz y seguirlo, aceptando que es consecuencia del seguimiento. 
    3-Dar la vida por él para encontrar la eterna.


La vida está llena de paradojas. Jesús de Nazaret nos señala la más crucial. No se trata de perder la vida sino de ganarla. Y para ganarla hay que perderla por él, que es lo mismo que perderla por los hermanos. Es bueno dar, pero el Señor nos pide darnos; eso fue lo que hizo Él.

Mira a tu alrededor y en tu interior. Busca tu cruz. Tómala. Ponte en camino. Síguele.

Acogerle a Él. Seguirle a Él. Adorarle a Él. Que sea Él quien ocupe el centro de nuestro corazón. Dejarle sitio en el corazón para que sea Él quien lo ocupe, que sea Él quien nos guíe, nos aliente. Dejar todo por Él significa que con Él todo adquiere un sentido distinto.  Vamos a relativizar muchas cosas pero no a Él, es la vida de verdad nuestra relación con Él.


El Señor entre otras cosas nos invita a ser generosos con cosas tan sencillas como un simple vaso de agua fresca. Un mínimo gesto (dar de beber) se agradece. En lo pequeño podemos encontrar la grandeza del mayor amor...

Jesús, maestro bueno,
queremos seguir
tus pasos,
DANOS TU ESPÍRITU
para caminar junto a ti
hacia el Reino del Padre,
para anunciar con la vida
la Buena Nueva
y construir
con nuestra entrega
un mundo nuevo,
más hermano,
más solidario,
más en paz.
Queremos vivir en el amor
como vos nos enseñaste,
dando tu vida por todos,
entregando tu tiempo,
tus esfuerzos y tus anhelos
para transmitir
el mensaje de Dios:
darnos la posibilidad
de una vida diferente,
de un mundo distinto,
de una humanidad nueva.
Nos mostraste
con tu ejemplo
lo que es vivir animado
por el Espíritu, dando
frutos de obras buenas,
con el corazón
abierto a todos,
enseñando a amar,
a vivir en la caridad.
Jesús, maestro bueno,
DANOS TU ESPÍRITU
para enseñarnos a vivir
en la caridad.


 


 

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