¡Sal y comparte tu fe!

 


"Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos." 
 (Mt 28,16-20)

La solemnidad de la Ascensión, situada entre la Pascua y Pentecostés inaugura una nueva presencia del Espíritu en medio de la comunidad de los discípulos.

Jesús sube al Padre para interceder por nosotros, para presentarle nuestra humanidad. Así, ante los ojos del Padre, están y estarán siempre, con la humanidad de Jesús, nuestras vidas, nuestras esperanzas, nuestras heridas.

Jesús va a prepararnos sitio. ¡Volverá! Y nos pide que le ayudemos a preparar Caminos y encender Luces, para que todos ingresen a la Gran Fiesta de Gozo Eterno.


Antes de ascender a los cielos y subir a la derecha del Padre Jesús dejó muy clara la misión de sus discípulos: "Id y haced discípulos".

Las buenas noticias son para compartirlas, para gritarlas a los cuatro vientos. ¡Sal y comparte tu fe!

En el evangelio de hoy, abre la misión de los discípulos de todos los tiempos. Los seguidores de Jesús estamos llamados a anunciar el Evangelio a todas las personas y en todo momento. Como Iglesia, no podemos quedarnos paralizados, sino que con los pies muy en la tierra, estamos llamados a vivir en el amor a los que sufren y con la fuerza del Espíritu, transformando esta tierra a la luz del evangelio que hemos recibido.

 


"Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos." Siempre estás con nosotros esa es la fuente de nuestra alegría. A veces una presencia discreta, animadora, que sostiene nuestra actividad diaria. A veces un fuerte huracán que desde nuestra garganta grita y defiende la esperanza, el amor, el perdón. Tu presencia convierte el paso del tiempo en una historia de salvación.


 

Mi vida, Señor está llena de fragilidades,
pero Tú eres mi fuerza.

¿Por qué me quieres tanto, Jesús?
¿Por qué sigues confiando en mí?
¿No recuerdas mis infidelidades y mis abandonos?
¿Por qué vuelves a mirarme con amor?

¡Qué alegría ser enviado por ti a comunicar tu amor!
¡Qué alegría de que confíes en mí cada día!
¡Qué alegría poder colaborar en tu proyecto! Gracias, Jesús.

Saber que siempre estás conmigo me ayuda, Jesús.
Saber que siempre estás conmigo, me da alegría, Jesús.
Saber que siempre estás conmigo, me hace vivir agradecido. 
Saber que siempre estás con nosotros, hace que me sienta iglesia. 


 

 

 

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