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Una pregunta

 


"El que me envió está conmigo, 
no me ha dejado solo; 
porque yo hago siempre lo que le agrada."  
(Jn 8,21-30)

A estas alturas de la Cuaresma, se nos propone redescubrir lo que significa Jesús para nosotros, y el sentido de su entrega hasta la muerte

La soledad está arrasando la salud mental de muchas personas. Desde los ancianos a los niños todos necesitamos sabernos queridos. No podemos obligar a nadie a que nos quiera y que permanezca a nuestro lado, pero cuando se van el abandono causa estragos. Jesús vivió la presencia continuada y fiel de su Padre. Y cuando las cosas se tensaron al máximo, su Padre más le sostenía.

«Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre» Cuando sólo pensamos en nosotros, no somos capaces de ver que en Él están el Padre y el Espíritu. No llegamos a entender la relación del Padre y el Hijo cómo modelo de vida para nuestras relaciones con él y las personas.

La fe, creer en Él, es lo que da vida, que no creer produce 'muerte'. El que le ha enviado lo llena de autoridad, "es veraz", y ha elegido el camino de la Palabra y el anuncio, de la propuesta y el diálogo para presentarse, para acercarse a la humanidad.

Mirad el árbol de la Cruz. Ese será el signo de salvación. No hay otra señal que la de una cruz: "cuando levantéis al Hijo del hombre, sabréis que YO SOY". Como dice el papa Francisco “tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados. Tenemos un timón: en su Cruz hemos sido rescatados. Tenemos una esperanza: en su Cruz hemos sido sanados y abrazados para que nadie ni nada nos separe de su amor redentor. En medio del aislamiento donde estamos sufriendo la falta de los afectos y de los encuentros, experimentando la carencia de tantas cosas, escuchemos una vez más el anuncio que nos salva: ha resucitado y vive a nuestro lado”

Hay una relación profunda entre Él y Dios,  hay que confiar profundamente en Él para comprender la respuesta que Él da.

La fe, creer en Él, es lo que da vida, no creer produce 'muerte'. El que le ha enviado lo llena de autoridad, "es veraz", y ha elegido el camino de la Palabra y el anuncio, de la propuesta y el diálogo para presentarse, para acercarse a la humanidad.

Creer más allá de lo que comprendemos. Dejarnos llevar adonde somos ignorantes. Seguir sus huellas en la confianza de lo pequeño. Abandonarnos en un camino nuevo. Sabernos pobres y necesitados, apostando por quien es fiel. Por quien dice Soy yo, no tengas miedo.

Cristo nos desvela el secreto de su éxito. Es sencillo: basta con cumplir la voluntad de Dios. Eso es todo

Si quieres conocer de verdad a Jesús levanta los ojos y contempla al que está colgado por ti en el madero de la Cruz.

Que María nos ponga al pie de la cruz y nos enseñe a contemplar a Cristo crucificado.

En tu cruz, Señor, sólo hay dos palos,
el que apunta como una flecha al cielo
y el que acuesta tus brazos.
No hay cruz sin ellos y no hay vuelo.
Sin ellos no hay abrazo.
Abrazar y volar. Ansias del hombre en celo.
Abrazar esta tierra y llevármela dentro.
Enséñame a ser tu abrazo.
Y tu pecho. A ser regazo tuyo
y camino hacia Ti de regreso.
Pero no camino mío,
sino con muchos dentro.
Dime cómo se ama
hasta el extremo.
Y convierte en ave la cruz que ya llevo.
¡O que me lleva!
porque ya estoy en vuelo.

(Ignacio Iglesias, sj) 


 

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