El don Sagrado de la Vida

 


«Levántate, 
toma al niño y a su madre 
y huye a Egipto» 
(Mt 2, 13-18).

José toma al niño y a su madre, y se va a Egipto. Herodes quiere matar al niño. Al no conseguirlo, ordena matar a todos los niños menores de dos años. La vulnerabilidad, la inocencia, la dependencia sometida a la mente soberbia. Una realidad que se sigue repitiendo.

La familia de Nazaret se convierte en una familia de refugiados, quieren salvar su vida, buscan al niño para matarlo. Salen corriendo. Buscan un lugar seguro. Se van con lo puesto. No es lo creían pero es lo que deben hacer para salvar la vida. La historia continúa...

Jesús, con sus padres José y María, también tuvieron que emprender el camino de los emigrantes a causa de la persecución de Herodes. Para salvar sus vidas, tuvieron que dejarlo todo y emprender el camino a un lugar seguro. Millones de inocentes tienen que emigrar hoy perseguidos por “ Herodes implacables” como el hambre, la guerra, la pobreza, la inseguridad.

Siempre son injustificadas las guerras, máxime cuando se tiene en cuenta que las víctimas que más sufren son los indefensos e inocentes niños y sus gestantes madres. Despiadados cómo Herodes los ha habido siempre; también en nuestro tiempo se despenaliza la masacre de inocentes.

Cada niño abortado, esclavo, refugiado, abusado, vendido, explotado, excluido, acosado... es un escándalo. No cierres los ojos ante los santos inocentes.

Todos llamados a ser Raquel: a llorar sin consuelo por tantas víctimas que sufren cualquier forma de violencia gratuita. 

Santos Inocentes

 Raquel sigue llorando,
devastada por sus hijos.
Ahogados en el mar
de la indiferencia
y el abandono
Hambrientos de justicia.
Tiroteados en reyertas ajenas.
Caminantes solitarios,
vagando entre multitudes
que olvidaron el amor.
Eliminados,
porque estorban.
Empujados a los abismos.
Atravesando desiertos.
Enganchados al veneno.
Adictos a espejismos.
Expulsados del hogar
por las fieras de la guerra.
Violentados
por la ley del deseo ajeno.
Y sus gritos,
silenciados
por el ruido
atronador
de hipócritas
y embusteros
Solo les queda
clamar,
esperanzados,
por la justicia inmortal.
Dios no abandona.

(José María R. Olaizola, SJ)


 


Toda vida es un proyecto maravilloso de Dios. Cuidemos y preservemos el don Sagrado de la Vida.

Lo fácil es matar, lo difícil es dar vida. Lo fácil es pasar de largo y lo difícil es pararte y ser buen samaritano. Sigue habiendo muchos inocentes que siguen muriendo porque sigue habiendo Herodes insensibles. Nosotros cuando difamamos, cuando criticamos, cuando somos indiferentes, estamos siendo pequeños “Herodes”.

 

"Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto." 

La rápida reacción de José salvó a Jesús. En nuestra vida, la experiencia de fe también hay que cuidarla, alimentarla, custodiarla. Nuestra fe, alegría, amor, se ven amenazados por tantas influencias que no son de Dios. El orgullo herido de Herodes causó la muerte de muchos inocentes. Cuando no vivimos desde la fe, nuestro orgullo también causa daños colaterales en muchas personas.

Ante tanto sufrimiento no hagamos oídos sordos y pidamos por las personas responsables de las instituciones que tienen que poner fin a esta transgresión de los derechos fundamentales del ser humano.

Seamos corazón abierto y hogar de acogida para los Santos Inocentes del siglo XXI.


Señor, que nunca me acostumbre a la guerra, 
al hambre de tantos hermanos, 
al dolor del que sufre, 
a la indiferencia, que me hace insensible. 
Que sea, de los que dan vida, 
de los que comparten esperanza.
Ayúdame a defender siempre la vida, 
que haga lo que me toca hacer: 
orar por las madres 
que han perdido el sentido de su maternidad, 
orar por los gobernantes 
que aprueban estos homicidios
 para que sepan descubrir el valor 
y la dignidad de cada persona.

 

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