¡Venid en nuestro auxilio!

 


"Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre". (Jn 1, 47-51). 

"...te vi".  Es Jesús quién mejor nos conoce, quién más profundamente a escudriñado y entendido los deseos de nuestro corazón, el que nos ve tal y como somos. Cuando nos escondemos de Él, es porque no hemos entendido y por tanto, acogido, su amor incondicional...

Él nos conoce, se preocupa por nosotros. Lo que nos sucede no es ajeno a Él. Conocer es amar. Nos eligió, ha dado su viva por nosotros. Es un conocimiento y un amor que deja libertad para la respuesta, que no coacciona lo que deseemos ser en la vida.

 «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre». El cielo se abre cada vez que miramos la realidad con los ojos de Dios. Cada vez que no nos quedamos en la superficie, ni en la apariencia, sino que nos fijamos en el corazón de la realidad. Porque lo que habita en lo profundo es el latido de la vida que emerge desde lo profundo. No nos conformamos con migajas, lo queremos todo.

«Has de ver cosas mayores» Por poca cosa os asombráis, parece decirnos. La obra de Dios se muestra en la sencillez, en la humildad de cada día donde nos vemos como somos y mostramos en el testimonio de amor al prójimo la presencia de Dios. La sencillez nos lleva a su grandeza.

“Ver cosas mayores” es una invitación a dejarnos llevar por Dios. Ver el cielo abierto. Dios se comunica con nosotros y nos muestra su protección con el Arcángel Miguel. Nos trasmite importantes noticias con su Arcángel Gabriel. Y nos cura con el Arcángel Rafael.


Que nuestra vida en la tierra esté protegida siempre por quienes te asisten en el Cielo.
¡Santos Arcángeles de Dios, venid en nuestro auxilio!

Miguel, Gabriel y Rafael nuevamente son enviados, en estos momentos históricos decisivos. Invoquémosles con fe, y recibamos su poderosa protección.

Hay ángeles en la tierra, entre el sudor y el barro protegiendo a los débiles, defendiendo a los más vulnerables. Personas que nos sostienen en momentos difíciles. La luz que nos falta a veces viene de alguien cercano que la enciende para que veamos. Hombres y mujeres de Dios.
 
“Miguel, ayúdanos en la lucha; cada uno sabe qué lucha hay en su vida hoy.
Cada uno de nosotros sabe cuál es su lucha principal, la que hace que corra riesgo la salvación.
Ayúdanos, Gabriel, tráenos noticias, tráenos la Buena Noticia de la salvación, 
que Jesús está con nosotros, que Jesús nos ha salvado y danos esperanza.
Rafael, tómanos de la mano y ayúdanos en el camino para no equivocarnos de dirección, 
para no quedarnos parados. 
Siempre caminar, pero ayudados por ti”. 
(Papa Francisco) 


 

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