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¡Sirves!

 

 

 

 

 
“También a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios, 
para eso me han enviado”. 
 (Lc 4,38-44)

 

Es necesario que proclame el reino de Dios. Jesús, al morir y resucitar, pide a sus apóstoles que lo extiendan por todo el mundo, porque es la mejor noticia que cualquier ser humano puede recibir

 

La suegra de Simón está en cama con fiebre. Jesús se inclina sobre ella. Se acerca a su postración. Increpa la fiebre. La autoridad de Jesús se impone sobre todo mal. Ella se mejora y se pone a servir. No podemos servir bien si no estamos bien para servir.

 

Las gentes acuden a Jesús porque perciben en él una fuerza sanadora, una misericordia entrañable que les atrae. Le buscan los enfermos, los marginados, los necesitados de paz y de consuelo. Cuando crece la opinión de que Dios no puede hacer nada por nosotros, ¡qué reconfortante es escuchar estas palabras! Pon tus males y los males de los que te rodean ante Jesús. Jesús tiene poder para curar, para levantar a los caídos, para poner de nuevo en pie la esperanza. El amor no necesita largos discursos para demostrar su importancia; basta con que sea fuente de gozo, de don y de vida

En el horizonte de mi esperanza, Tú estás.

En mis enfermedades y dolencias, Tú estás.

En mi vida de cada día, Tú siempre estás.

Yo te llamo con fe.  

Llena tu tiempo como Jesús lo hacía. Ora, acércate al que sufre, genera bienestar a tu alrededor, transmite lo que llevas en el corazón: el mensaje de Dios

Todos tenemos algo que ofrecer a los demás. A cada uno se nos han dado dones y talentos para ponerlos al servicio del bien común. No te los guardes, ponlos a rodar. El mundo necesita renovarse con creatividad y entrega generosa.

Que sea

Señor, que yo sea el primero en servir…
el primero en perdonar…
el primero en acoger.

Señor, que yo sea el último en cruzarme de brazos ante la necesidad…
el último en juzgar y crear envidias…
el último en rechazar y cerrarme al hermano.

Dame un corazón servidor.
Que no olvide nunca que tú te inclinaste para lavar los pies a tus amigos.
Haz de mi vida una vida de entrega y servicio…
porque, quien no vive para servir
no sirve para vivir.

(Fermín J. Negre)

 


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