Hay vida eterna


 
“Mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo Jesús: Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día” (Mt 17, 22-27)

Jesús habla claramente a los suyos. No les esconde la muerte porque no les esconde la vida. Saca a la luz el misterio hondo de todo ser humano. ¿Qué experiencias dejan en tu corazón un poso de tristeza? Míralo todo con la mirada de Jesús resucitado.

Jesús siempre nos da una esperanza, siempre nos alienta, HAY RESURRECCIÓN, hay vida eterna.

La vida interior ha de centrase en Cristo, en su amor por nosotros, en su entrega hasta la muerte por mí, en su constante búsqueda de nuestro corazón

Entra, Señor, en mi corazón por sus heridas, y hazlo florecer.

Recuerda a todos los amenazados, que viven en medio de la inquietud y la zozobra.

Danos, Señor, un corazón comprensivo como el tuyo, capaz de escuchar y de abrirse a los hermanos, para compartir con ellos las penas y alegrías.

"¡Qué hermosos los pies del que anuncia la Buena Noticia!" Santo Domingo fue un hombre compasivo y cercano a la vida de los demás y como Jesús, según sus fuerzas, pasó por este mundo haciendo el bien.


Así es como nuestra vida, toma el impulso de VIVIR: renazcamos continuamente del Espíritu y llevemos esta fuerza vivificante a nuestros Hermanos.

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