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Me conoce, me quieres, me cuidas...

 


"Nadie las arrebatará de mi mano" 
(Jn 10, 27-30).

Jesús es el Buen Pastor. Las ovejas escuchan su voz y le siguen. Él las conoce y les da la vida eterna. La relación del Pastor con su rebaño desprende cuidado, atención y ternura. La reacción de las ovejas, acogida, fidelidad, y abandono

 "Mirad si sois, en verdad, sus ovejas, si le conocéis, si habéis alcanzado la luz de su verdad. Si le conocéis, digo, no sólo por la fe, sino también por el amor; no sólo por la credulidad, sino también por las obras" (San Gregorio Magno)

Sí, sabemos que Cristo es nuestro Pastor. Pero... nosotros... ¿somos buenas ovejas? ¿Dóciles? ¿Nos dejamos apacentar? ¿Reconocemos su voz? ¿O hacemos oídos sordos ignorando su llamada?

 

 

¿Has escuchado la voz del Señor? ¿Cómo puedes distinguirla? Afinando el oído en la oración y con la gracia de los sacramentos, para reconocerla en las personas que se cruzan en tu camino, en los acontecimientos que te toca vivir y en ti mismo y en cómo eres.

 

Tanto es el amor de Dios que en todo momento se acuerda de nosotros. Nunca seremos arrebatados de la mano del Padre. Él nos protege y nos cuida entre sus manos.

"Nadie las arrebatará de mi mano" ¡¡Menuda suerte que tenemos con Él!! Profunda confianza en el Pastor. Da su vida, la ha dado por nosotros. Nos conoce, no somos extraños para Él. Sabemos de quien nos hemos fiado, del que da la vida por nosotros.


 

Yo soy tu Pastor

Yo soy tu pastor, nada te falta.

En verdes praderas te hago recostar.

Te conduzco hacia fuentes tranquilas y reparo tus fuerzas.

Te guío por el sendero justo por el honor de mi nombre.

Aunque camines por cañadas oscuras, no temas nada,

porque yo voy contigo, mi vara y mi cayado te traen el sosiego. 

Preparo una mesa ante ti, enfrente de tus enemigos.

Te unjo la cabeza con perfume, hasta que tu copa rebose.

Mi bondad y mi misericordia te acompañan

todos los días de tu vida,

y habitarás en mi casa por años sin término.

(Rezandovoy, inspirado en el Salmo 23)

 


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