Benditos de mi Padre

 


“Señor, 
¿cuándo te vimos forastero 
y te hospedamos, 
o desnudo y te vestimos?” 
(Mt 25,31-46)  

Un pequeño gesto es más valioso que muchos grandes discursos que no cambian nada. Prueba a comenzar haciendo el bien con quienes sufren cerca de ti. Ellos son el verdadero rostro de Jesús. *No te canses de hacer el bien*

"¿Cuándo te vimos con hambre o con sed?" ¿Cuándo me daré cuenta de que no hay "cuándos", sino "ahora y siempre"? Deja de dividir momentos de Dios y momentos sin Dios. Dios es tu aquí, ahora y siempre.


La clave del evangelio de hoy: cada vez que lo hicisteis con uno de estos….conmigo lo hicisteis. No se trata de normas o leyes, sino de obras de misericordia. Descubrir y ayudar al que tiene hambre, sed, a quien emigra, no tiene ropa, está enfermo o en la cárcel

El Espíritu nos regala hermanos inesperados. Es hora de abrirles la puerta. Es maravilloso que Jesús nos recuerde una y otra vez que está en el otro. Lo veamos o no, lo descubramos o no, no olvidemos que lo que hagamos al otro a él se lo hacemos. Todos navegamos en la misma barca.  

El prójimo, forma parte de nuestro camino ya que en y con él puedo encontrarme con Dios. Al dejarle sitio en mi corazón, al servirle con mis manos, al escuchar su grito y responder, al cambiar mi vida por y con él... es con Dios con quien me encuentro

"Nadie tema dar a los pobres; no piense nadie que quien recibe es aquél cuya mano ve. Quien recibe es el que te mandó dar.... Tuve hambre y me diste de comer." San Agustín

Jesús, mueve nuestro corazón a la misericordia, a la compasión, al amor. Sabemos que estás en los hermanos, nos lo has dicho tú pero a veces no te vemos y otras no queremos 

Señor Jesús, Dios nuestro, Bueno y Misericordioso, 
te damos gracias porque Tú nos enseñas hoy 
que siempre te identificas con los más necesitados, 
para que nosotros aprendamos a reconocerte, 
en medio de ellos, sirviendo a quien más lo necesita.
Señor Jesucristo y Dios nuestro, 
te damos gracias porque Tú, que eres Rey del Universo, 
nos enseñas que tus preferidos son los débiles y los excluidos, 
y que un camino directo y seguro para llegar hasta Ti, 
es estando junto al hermano que sufre, consolándolo.
¡Ten Misericordia de nosotros, Señor y Dios nuestro,
 y ayúdanos a no cerrar jamás los ojos a tu sufrimiento, 
reflejado en cada uno de nuestros hermanos cercanos!
Haz Tú, que nosotros seamos útiles instrumentos tuyos, 
en medio del mundo, para llenarlo que tu Misericordia.
Señor Jesucristo y Dios nuestro, 
ayúdanos Tú cada día a pertenecer siempre 
a tu Reino de Vida y Salvación.
¡Haz Tú que nada ni nadie nos separen jamás de Ti, 
para que Amor reine siempre en nuestro corazón!
Ayúdanos a construir un mundo mejor, 
donde reinen la Fraternidad, tu Amor, tu Paz y tu Misericordia.
Enséñanos a trabajar buscando una sociedad justa 
que reconozca la dignidad de los marginados, 
de los más débiles y de los excluidos. 
Amén.

 

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