Ven a mí

 


 
"Venid a mí" 
(Mt 11,28-30).

 

El cansancio y el agobio es propio de nuestra humanidad. Cansancio de esfuerzos, proyectos, búsquedas y miedos. Agobio de incertidumbres, indefensiones, frustraciones y pérdidas. Insatisfacciones que nos conquistan. Luchas que desgastan. Sólo en Dios hay descanso

Cuando en nuestro día a día el cansancio y el agobio nos visitan, si nos encomendamos a Jesús experimentaremos el descanso y la paz que solo él nos puede proporcionar

Una llamada: venid. Una propuesta: descansad. Una seguridad: su compañía. Nada de miedo, nada de dudas: su carga es ligera y su yugo llevadero. ¿Por qué tanto miedo de comenzar o profundizar más en esta amistad, en este seguimiento?

¿Cómo descansar en ti, Señor, los que andamos un poco cabizbajos, cansados de un mundo que nos pone al límite, agobiados por situaciones que no nos dejan respirar..?
"Venid a mí", nos dices, "aprended de mí que soy manso y humilde..." "Cargad con mi yugo, que es llevadero"...

¿Cuál es el yugo que hace la carga ligera?
¿Será estar unido a ti, tenerte por compañero de camino en nuestras faenas?
¿Será que contigo podemos trascender el dolor, amasado con amor, con la levadura de la fe, con esperanza en tus promesas?
¿Será que tu fidelidad nos da alas?

"El manso y el humilde hacen la vida más fácil a quien tienen cerca, al contrario que el arrogante, el irascible, el soberbio y el agresivo, que viven mal y hacen el mal a quien tienen al lado. Aprended de mí, es decir, haceos discípulos míos." (Vincenzo Paglia)


VEN A MI

Mi corazón será tu hogar,

un oasis donde descanses

y rehagas tus fuerzas,

donde renueves tus ganas de vivir.

Ven y suelta en mí todo lo que te agobia,

todo lo que te preocupa,

todo lo que da vueltas en tu cabeza.

Encuentra en mí tu paz, tu sosiego.

Respira nuevo aire al compás de mi Espíritu.

Ante mí no tienes nada que esconder.

No te preocupes por tu imagen.

Deja en mis manos todo tu pasado,

con sus heridas y páginas que duelen

y te avergüenzan.

Deja en mí todo tu futuro,

con sus incertidumbres y miedos.

Y vive tu presente sintiéndote amado

por mis brazos abiertos

que te rodean con ternura,

abrazándote en todos tus cansancios y dolores.

No tengas miedo. 

Ven a mí.

Te estoy esperando con infinita sed.

Fermín Negre


 

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