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“Cuando entréis en una ciudad o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludadla con la paz” 

(Mt 10,11-12).

Jesús nos invita a descubrir en lo más profundo de la historia humana la fuerza humilde pero poderosa de un Dios que conduce al mundo hacia su salvación.
Mensajeros Pobres, alegres y libres

“El Señor nos llama cada día a seguirlo con valentía y fidelidad, nos ha concedido el gran don de elegirnos como discípulos suyos; nos invita a proclamarlo con gozo como el Resucitado, pero nos pide que lo hagamos con la palabra y el testimonio de nuestra vida en lo cotidiano”. (Papa Francisco)


Toda casa, todo pueblo, toda calle, toda persona, necesitan cada mañana el saludo de la paz. “Evangelizar es hacer presente en el mundo el Reino de Dios…; se trata de amar a Dios que reina en el mundo. En la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos” (Evangelii Gaudium 176. 180).

Salúdame con tu alegría, Señor. Visítame con tu salvación. Que tu amor reine en la humanidad vulnerable y necesitada de ternura.

 

 

 

Que, a través del camino de la vida,

dejemos rutas encendidas a nuestro paso:

rayos de luz portadores de alegría

cristiana en nuestro trabajo,

rayos de luz portadores de calor

que deshaga el hielo frío,

rayos de luz portadores de vida

donde haya muerte,

rayos de luz portadores de evangelio,

evangélicamente vivido,

rayos de luz que abran camino

allí donde no exista.

Santa María de la luz, que nuestra presencia

entre los hombres adelante la presencia de Cristo,

Luz del mundo.

Nuestra Señora de los apóstoles,

Santa María de la luz.

Emilio L. Mazariegos


 

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