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Cada vida cuenta


 
« ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Hijo de Dios? 
¿Has venido aquí a atormentarnos antes de tiempo?» 
(Mt 8,28-34).


Jesús ha venido a liberarnos, a salvarnos, a devolvernos la esperanza, a amarnos, no a atormentarnos

"Un mandamiento nuevo os doy, que os améis unos a otros como yo os he amado". Sin exclusiones. Sin juicios ni prejuicios. Sin condiciones. Sin hacer de la buena noticia una religión dogmática y moralista. Lo que importa es el hombre, imagen de Dios. Misericordia, hermanos.

Para Jesús lo importante es la persona, cura a aquellos que deben recuperar la dignidad perdida. Debemos alegrarnos de ello aunque nos exija a nosotros un pequeño sacrificio.

Cómo defender los derechos de los más vulnerables, los maltratados, los ninguneados, la dignidad de cada ser humano, el respeto y cuidado hacia cada criatura. Sobran palabras que provocan. Vivir la acogida, la integración, la misericordia, en oración. Que hable la vida. Silencio.

 

Gracias, Jesús

Tú eres el Hijo de Dios que te hiciste hermano y amigo nuestro.
Gracias, Jesús porque me quieres.
Tu viniste a enseñarnos el camino del cielo
Tu viniste a salvarnos del pecado y de la muerte.
Tú viniste a decirnos que Dios es un Padre que nos ama.
Tú viniste a enseñarnos a construir un mundo más digno del hombre.
Tú viniste a animarnos y hadarnos fuerza para ser mejores.
Tú viniste a consolarnos en nuestras tristezas y a traer alegría a nuestra vida.
Tú viniste a enseñarnos como amarnos y perdonarnos unos a otros.
Padre Dios, Tu nos amaste tanto que nos enviaste a Jesús, tu propio Hijo, para salvarnos;
 ayúdanos a escuchar y cumplir siempre lo que Él nos dice.
Te lo pedimos por el mismo Cristo Jesús.

Amén.

 


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