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Permanecer

 


“Yo soy la verdadera vid” 

(Jn 15, 1-8).


Jesús, definiéndose como la "vid verdadera", se coloca en el centro de la vida humana y cristiana, como condición esencial para que dé fruto.

Pero es necesario "permanecer" en él.

Esto se logra de manera particular a través de una vida de fe y amor fraterno.

 

Los sarmientos que no dan fruto, son inservibles.

Se arrancan. Los que dan fruto, son llamados a dar más.

Se podan.

Cortar es doloroso, pero es lo que incentiva el crecimiento, la creación, el desarrollo.

Ningún dolor es inútil, absurdo.

Todo para mejor crecer.

 

Para hacernos fecundos hace falta aceptar la poda.

No temas quedarte sin hojas, son tus raíces las que te sostienen y dan vida.

Enraizados en la Vid.

"Yo soy la Vid, vosotros los sarmientos"

 

“El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante”.

Permanecer en Él y Él en nosotros, permanecer en su amor... para dar el fruto que Él quiere, ser instrumentos suyos en medio del mundo.

Permanecer es proyecto, es quedarse y fidelidad, Él se quedó con nosotros...

Tú, ¿te quedas con Él?

Cristo quiere que esté unido a Él, para que yo pueda seguir vivo, y para que mi testimonio como cristiano sea verdadero.

 Pero, ¿soy capaz de mantener firme y sólida esa unión?

 


PERMANECER EN TI

En los momentos de gozo y esperanza, en los momentos en que todo marcha, permanecer en ti.

Cuando vienen la derrota y la pelea y la vida te zarandea, permanecer en ti.

Aunque dude y tenga miedo, y no vea un futuro cierto, permanecer en ti.


 

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