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Nos calma con su presencia.

 


"Vieron a Jesús que se acercaba a la barca, 
caminando sobre el mar". 
(Jn 6, 16-21)

Los após­toles se asustan ante la presencia inesperada de Jesús en medio del lago.
Nosotros dejamos de asustarnos, cuando mantenemos viva la experiencia de que Él está a nuestro lado, de nuestra parte.
Qué descanso es para el discípulo tener la certeza de estar con el Maestro

La oscuridad hace perder la perspectiva.
El mar nos sumerge en lo infinito, lo desconocido.
En la noche cerrada de nuestros miedos, en los vientos de dificultades que nos sacuden, en las olas encrespadas de la incertidumbre, está Jesús.
No nos deja solos.

Hay quien nos calma siempre que llega.


«Soy yo, no temáis»
 
Cuando sintamos una llamada a seguirle, pongámonos en camino, Él va delante.
 Cuando le sintamos cerca, nada de miedo, dejémosle sitio aunque mueva nuestra vida.

"La seguridad del discípulo no se basa en su fuerza ni en su experiencia, sino en confiarse al Señor. Es el Señor quien viene en nuestra ayuda, quien sube a nuestra barca y nos conduce a puerto seguro". (Vincenzo Paglia)

No tengáis miedo.
Revestíos de amor que pone luz en la oscuridad y calma tempestades.
¿Qué es lo peor que puede pasar, que pierdas la vida?
Todos la perderemos algún día, estamos de paso.
Con Jesús, perder es ganar.
Sé valiente, ten ánimo.
Dentro de la noche el alba va a nacer.

Somos llamados a ser la cercanía amorosa de Dios para nuestros hermanos, siendo ocasión de paz, de alegría, de una esperanza que se recupera, de un amor que devuelva la felicidad

Señor, te doy gracias porque me acompañas en todos los momentos de la vida, en los momentos difíciles, y  cuando el miedo y confusión se  adueñan de mi corazón, “en mis noches oscuras”
Gracias, Jesús.

Yo te creé por amor en las entrañas de tu madre.
Te protegeré hoy y todos los días de tu vida.
No temas, porque no me alejaré de ti, mis pasos no se separarán de los tuyos,
también cuando el viento sople y tu barca corra peligro de hundirse.

Te protegeré, hasta cuando tú no me sientas cercano.
Te protegeré, también cuando te alejes de mí.
Te protegeré cuando hagas daño a tus hermanos, mis hijos, y me hagas sufrir.
Te protegeré incluso cuando te sientas probado y machacado.
Te protegeré hasta cuando veas sufrir con impotencia a las personas que quieres.
No temas. Siempre estaré contigo. Te lo prometo.
No seas orgulloso. Acércate a mí. Déjate proteger.

No temas. Nunca dejaré de mirarte. Te miraré con cariño, con comprensión.
Te miraré, como una madre mira a su hijo recién nacido.
Te miraré, como un padre que espera que su hijo le diga “papá”
Te miraré, para que siempre que vuelvas tus ojos hacia mí
encuentres los míos mirándote, sonriéndote, acogiéndote, amándote.
Mírame como un niño, feliz y seguro, cuando su padre lo mira.

No temas. Confía en mí. Nunca te defraudaré.
Y comparte tu paz y tu esperanza con los que tienen miedo.



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