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La fe se fortalece dándola


 

“Id al mundo entero y proclamad el Evangelio”

 (Mc 16,9-15)


Los relatos de la Resurrección se mueven entre la incredulidad a los testigos, y la insistencia de Jesús. Jesús les echa en cara la incredulidad a los Once, y a pesar de su falta de fe, los envía a proclamar el Evangelio. La fe se fortalece en el anuncio.

¿No es sorprendente que Jesús resucitado confíe la misión de predicar el Evangelio a unos discípulos incrédulos y de duro corazón?


"A cada discípulo se le confía individualmente la tarea de comunicar la resurrección de Jesús...He aquí porqué los primeros anunciadores del Evangelio de Pascua no hayan sido los apóstoles sino una mujer y dos discípulos anónimos." (Vincenzo Paglia)

La resurrección es cambio, propuesta y novedad. Una manera nueva de verle, sentirle, estar y ser con Él. Necesitamos corazones abiertos, llenos de confianza, dispuestos a lo nuevo, sensibles a los testigos, capaces de aceptar el reto de la fe y el testimonio.


Uno de los termómetros más precisos para medir nuestra fe en la resurrección es el deseo de anunciar. La alegría que nace del encuentro con Jesús vivo entre nosotros, se convierte en "contagio", en "oferta", en testimonio. La fe se fortalece dándola. Que cada día nuestra boca comparta lo que nos llena el corazón.

Señor, haznos testigos fieles de tu resurrección, aunque nadie crea que vives, aunque nos sintamos incomprendidos. Que cada día creamos y vivamos con más profundidad la Buena Noticia



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