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Mirar más allá

 


"Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más" 
(Jn 8,1-11)
 

Hoy se nos recuerda que ninguno debemos juzgar sino desde la caridad del que busca la salud del hermano.
El que peca también necesita de su propio esfuerzo para sentir esa Misericordia del perdón. 

Todos somos pecadores. 
Todos. 
Así que antes de acusar a alguien, mira en tu corazón, y aprende a perdonar también.

Antes de juzgar hay que mirar más allá.
Detrás de cada persona hay un corazón que late, sueña, se alegra y sufre como tú y yo.

El amor no da nunca a nada ni a nadie por perdido.
No hay situación que el amor incondicional no pueda disolver, por enquistada que esté.
Permanecer junto a Jesús, que siempre nos orienta hacia el bien, permanecer en su amor, nos dará fuerza y lucidez para amar como Él nos ama.




Creo

Creo en ese Dios,
no del dedo acusador,
sino del que guarda silencio
escribiendo en la tierra.

Creo en ese Dios
que me invita a mirar
dentro de mí mismo,
antes de juzgar a los demás.

Creo en ese Dios
que no airea pecados ajenos
ni busca chivos expiatorios,
para forjar vínculos comunitarios.

Creo en ese Dios
que protege a la mujer,
del «excitado» poder varonil
y machismo religioso.

Creo en ese Dios
que nunca cierra puertas
y que siempre, siempre, despide
poniéndonos en camino…

(Seve Lázaro, sj) 



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