Una enseñanza nueva

 


"Les enseñaba con autoridad".
(Mc 1,21-28)

Jesús no pertenecía a las clases dirigentes del pueblo.
Y sin embargo, la gente sencilla percibe que su palabra y sus acciones tienen una fuerza especial… que llama la atención. 
Sepamos nosotros transmitir con ese ímpetu la Palabra de Dios
 
El hombre con espíritu inmundo está en la sinagoga.
En un ambiente espiritual y religioso.
La autoridad de Jesús se manifiesta ante este hombre, y también ante quienes lo rodean, pero sólo el espíritu inmundo lo reconoce.
¿Hemos descubierto esta enseñanza nueva?
 
Su autoridad es capaz de devolver al hombre a su lugar, su Palabra va unida a 'echar', liberar, la condición humana de todo aquello que la tiene aprisionada, atada, ninguneada.
 
Sanar, limpiar, purificar el corazón de todo lo que nos impide vivir como hijos de Dios.
Discernir la voz del Espíritu en medio de tantas voces inmundas que nos corrompen.
No pongáis los ojos en nadie más que en Él, Jesús, porque Él nos consuela, nos da la libertad, la salvación.
 


El Padre ha suscitado al profeta: Jesús.
Nos ha hecho pueblo de hermanos.
Nos invita a descubrir la autoridad con la que enseña, para librarnos de nuestros demonios, que nos esclavizan, al confesarle como el 'Santo', 'El Hijo de Dios', nuestro Señor.
¡Escuchémosle!
 
Abre, Jesús,
nuestros oídos y boca,
para llenarlos de tu mensaje,
y para ser tus testigos
y el eco de tus palabras.
Para anunciar a todos
la Buena Noticia de un Dios
que acompaña nuestros sueños,
de un Dios que sale al encuentro
y se preocupa
por la vida de todos,
de un Dios Bueno
que hace el bien
y busca
que nos comprometamos
haciendo el bien a los demás.
En mi voz, Señor,
tus palabras de aliento,
esperanza y desafío,
tus palabras de Evangelio.



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