Ir al contenido principal

Maestro, ¿dónde vives?

 


"Rabí, ¿dónde vives? Venid y lo veréis. Fueron, 
vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día".
(Jn 1,35-42)
 
No aprendemos desde las palabras o las teorías.
Es la experiencia del encuentro la que nos transforma, nos hace crecer y nos invita a vivir.
Jesús no impone una manera vivir.
Propone una forma de vida que nos invita a vivir.
 
Qué bueno es quedar con Él.
No hay nada que produzca mayor expectativa que quedar y estar con alguien, como Jesús, que nos atrae como un imán.
Atrae hablar con Él, de Él, oírle.
 
“Venid a ver”.
No se puede estar detenido cuando se ha encontrado al Señor; su presencia nos pone en movimiento, nos hace levantar de nuestras viejas posiciones y nos hace correr.
¿Me siento dispuesto a abrir a Él mi tiempo, a compartir con Él mi vida?
¿Qué es lo que busco al comenzar este nuevo año?
 
Nos mirará a la cara, nos invitará a estar con Él, tendremos un encuentro, cambiará nuestros nombres, nuestra historia y nuestra vida.
Con Él nada es lo mismo, todo es distinto.
 



Pidamos  a Nuestro Señor Jesucristo quienes nos decimos sus seguidores que le reconozcamos y proclamemos como el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo y le sigamos siempre en lo que Él pida de nosotros.
 







Si yo he experimentado el amor de Dios en mi alma, he de tratar que los demás también puedan gozar de este maravilloso encuentro.
Pidamos al Señor que no sólo nos llamemos cristianos, sino que lo seamos verdaderamente cada vez más.
 
Maestro, ¿dónde vives?
 
Yo habito en el cielo.
Yo habito en la tierra.
Yo habito en los hombres de buena voluntad.
 
Yo habito en los pobres.
Yo habito en los niños.
Yo habito en ti.
Yo habito en.....
Yo habito en mi iglesia por una eternidad.
 
Quiero habitar en tu vida.
Quiero vivir junto a ti.
No me cierres tu puerta, confía siempre en mi.
 
 


Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

La familia según el papa Francisco

100 consejos de papa Francisco a las familias que se encuentran esparcidos en las catequesis pronunciadas entre diciembre de 2014 hasta septiembre de 2015.   1.   “Permiso”, “gracias”, “perdón”.   En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan, poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe (13 de mayo de 2015). 2. La primera palabra es “permiso” (…) Entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida, pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el respeto. La confianza, en definitiva, no autoriza a darlo todo por descontado. Y el amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige   el respeto de la libertad y la capacida...